
Charla con el viento, que te ha oido aullar. Dile que la bruma que se llevó era tu antifaz, y que las noches de terciopelo se añoran cada vez más.
Pregúntale al crepusculo donde está tu espíritu, donde se enredó la inocencia y se deshilachó, dejando jirones de ardor al amparo de tus huellas errantes.
Cuentale al destino que lo vivido era real, diselo bajito no se lo tome a mal, diselo al oido, tiernamente, y te creerá.
Habla con el alba, cuando sufras, cuando llores y cuando crezcas ella te recompensará.

Q LINDO...EL DESTINO ESTA ESCRITO,LUEGO UNO PUEDE MODIFICAR ALGUNOS DE LOS CAMINOS,Y DARLE FORMA.
ResponderEliminarUN SALUDO
Gracias Aguasanta por enredar tus caminos con los mios, jiji.
ResponderEliminar