sábado, 27 de noviembre de 2010

Te quiero



Subimos los deseos,
y caminamos por la torre del fuego.
Hasta alcanzar aquello,
que entregamos al viento.
Una caricia, un nuevo beso...

Y del lazo que formaron nuestros cuerpos
partió un corazón a perder el miedo.
Surgió de la profunda obscuridad
y se escondió tras tu mirar.

Tras tus ojos en celo,
debajo de mi lengua voraz,
encontré un nuevo lugar
al que simplemente llamé el cielo.

Y los sudores se mezclaron con el mar
y los suspiros gritaron “Te quiero”
y la tristeza se tornó fugaz
como antes fue la felicidad.

Esas noches regalamos excesos
que se disfrazaron de pequeños destellos
y recorrimos aquel sendero
hasta que llegó el invierno.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Siempre sola



Insaciable y abrupta,
todo poderosa
y aun mas odiosa,
te imploro una pausa.

Sola,
siempre sola,
como el miedo.


Un alto en mi destino.
Mi fiel belicosa
y aun dolorosa,
te brindo mi aullido.

Sola,
siempre sola,
como el tiempo.


Deshaz tus altas murallas,
cruel envidiosa
y siempre jocosa,
con una leve mirada.

Sola,
siempre sola,
como el viento.


Lanza al mar tu azada,
como silenciosa,
y casi melosa,
rosa roja desplantada.

Sola,
siempre sola,
como el preso.


Deja libre al cautivo.
Torna bondadosa,
y hasta dichosa
el alma del fiel amigo.

Sola,
siempre sola,
como el ruego


Renuncio a mi captura.
Entraña tramposa,
y menos piadosa,
te dejo en la bajura.

Sola,
siempre sola,
como el cielo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Conversación interrumpida



Tócate los labios.
Recórrelos suavemente,
con la yema de tus dedos.
Saca la punta de la lengua y a penas roza tu dedo.
Siente la humedad de tu boca.
Ahora humedece los labios.
Pasa tu mano por tu cara.
Dejala recorrer tu nuca,
y tu cuello.
Imagina que estoy ahí acariciándote,
que estoy detrás de tí
y que notas mi aliento en tu oído
y te digo "Te deseo".
Vuelvo a mojar tus dedos de tu saliva.
Pásalos por tu cuello.
¿No la sientes?
Es mi lengua inquieta.
Baja tu mano por el cuello,
alcanza tu hombro,
apriétalo fuertemente,
y ahora a penas rózalo.
Baja tu mano hasta tu pecho.
Despacio.
Alcanza uno de tus pezones.
Acarícialo por encima de la camiseta.
¿Como lo tienes? ¿Ha reaccionado ya?
Espero que sí.
Ahora mírate los pezones como se marcan bajo tu camiseta.
Acaricia ambos.
Deja escapar un suspiro.
Cierra los ojos y sigue acariciándolos.
Deja que tus manos abarquen tus senos.
Apriétalos, estrújalos, quiero que sientas mis manos sobre ellos.
Estoy allí, ahora mismo, contigo, queriendo devorarte.
Libéralos.
Súbete la camiseta.
Déjalos al aire, al alcance de mis manos,
que te acarician y pellizcan,
que buscan arrancarte un gemido.
Vuelve a humedecer tus dedos con tus labios.
Así, bien mojados.
Chúpalos,
llénalos de saliva.
Ahora quiero que la esparzas por tus pezones,
quiero que sientas mi lengua
jugar con ellos,
saborearlos,
lamerlos,
morderlos.
Muérdete los labios mientras lo haces.
Me encanta cuando lo haces,
cuando empiezas a notar la humedad en tu entrepierna
y tienes que morderte los labios
para no gemir.
Seguro que tu tanguita empieza a empaparse,
tan blanquito.
Seguro que ya se puede ver tu sexo a través de él.
Desliza tu mano por tu vientre,
pero no demasiado deprisa.
Quiero que notes cada centímetro de tu piel,
que tu mano resbale lentamente.
Tócate alrededor del ombligo.
Nota como palpita tu coñito,
como espera tu mano.
Ahora, sí, baja la mano y alcánzalo.
Esta húmedo y caliente.
Frótalo por encima del tanga.
Nota tu clítoris inflamado,
pidiendo a gritos que continúes.
Pero no, todavía no es el momento.
Retira la mano y llévala a la boca.
Lame tus dedos
¿Ya saben a tu coño?

martes, 9 de noviembre de 2010

Yo soy


Yo soy del cielo, el rayo
del oscuro bosque, el musgo enredado
de la brisa inocente, tu anhelo
y del mar bravío, un barco encallado.

Yo soy de aquel ultimo momento
la esencia del pasado
de tu piel de terciopelo
solo un dulce y lánguido espasmo
y de tus ojos de fuego
la vela que ha quemado.

Yo soy aquel que venciste
un día ya olvidado.

Yo soy aquel que amaste
y luego destruiste
para ahogar el fracaso.

Yo soy de la nieve eterna
el frío en tus venas
del árbol, la raíz profunda
de la tierra, la nueva vida
y del sol, la perpetua huida.

Yo soy un suspiro en el aire
un canto de verano
un abrazo tierno y un ápice
de esperanza tardía.

Yo soy aquel que llora
aquel que ríe
aquel que blande la arpía
bandera de la utopía.

Yo soy del verso, un tímido poeta
de la prosa, una sutil letra,
de la pluma, un mero sirviente
y de tu libro, una hoja ausente.

sábado, 6 de noviembre de 2010

El cobijo final


Veo el universo pasar,
el horizonte es una estela errante
justo donde empieza el mar.

Solo las brisas anhelantes
esperan aun ansiosas un buen bocado
de la sempiterna cobarde.

Y esos musgos, que yermos yacen,
por sus tiernos labios se verán sellados,
y cubiertos del fino lacre.

Oigo el rumor de ese lugar,
un pasado vencido, aunque fiel amante,
que aguarda el cobijo final.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Alma de poeta



Alma de poeta
oculto entre las tinieblas
persigue versos y amores
como si fueran soles.

Alma triste
que su soledad persigue
envuelto entre dones
que siente como azotes.

Alma desencantada
con una vida aun plagada
de horribles miedos
y de sutiles anhelos.

Alma cándida
con una moral flácida
que recubre de deseo
este dulce veneno.