lunes, 28 de diciembre de 2009

Ella



Ella se dibuja siempre eterna
Con su realidad extrema
Bajo su manto siempre esconde
Una lista con tu nombre
Y guarda alguna condena
También para el que sueña.

Ella, siempre altiva e inesperada
Teme de ella una puñalada
Cuando estés frente al horizonte
O sientas que el mar te moje
Como una brisa disimulada
Dentro de una caricia deseada.

Y si todo gira en torno a ella
El universo se me antoja
Una inmensa paradoja
Imposible detenerla.

Ella, me cautiva su final
Cuando todo me va mal
Y mi ciego y loco corazón
Ya no teme lo peor
Busco en mi interior algo de paz
Sumergida en tanta ansiedad.

Y si mi voz esculpe un grito
Que no sea por ella
Que no sea por temerla
Que no sea por desearla
Que no sea por alabarla
Que sea sólo un himno
De esperanza y alivio.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad





A los (pocos) seguidores de este humilde blog de desvarios y locuras lobunas les deseo Feliz Navidad y prospero año 2010.

Un beso y un abrazo a todos

lunes, 21 de diciembre de 2009

Yo quiero




Yo quiero un minuto a tu lado
calmando mi ansiedad
y que me ofrezcas un bocado
de lo que llaman realidad.

Yo quiero un aumento de tormento
yo quiero volver a sufrir
yo quiero gozar de tu cuerpo
y que me hagas sonreir

Yo quiero apresarte las tetas
yo quiero disfutar tu juventud
yo quiero el mundo hoy violeta
alcanzar todas mis metas
y rozar la plenitud

Yo quiero poder devorarte
yo quiero mas que sentir
lo que yo quiero, fiel amante,
es que te acuerdes de mi.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El aire



Desde lo más alto del más alto edificio de toda la ciudad, ésta parecía aterradoramente grande, fría y paradójicamente distante. Millones de individuos con sus complejos deseos, ambiciones, problemas y dolores se veían ahora tan lejos, que casi parecían simples engranajes de la máquina del poder. El viento del anochecer besaba mi cara, como el que besa a un difunto en un ataúd. Me deshice de mi abrigo y lo deje volar por la ciudad. Como un pájaro, se desplazaba por encima de todas las moradas vacías de esperanza. Me preguntaba hasta donde podría llegar. Quizás alcanzara el montón de ladrillos podridos que antes llamaba mi hogar. Tal vez alertara a alguien de mi presencia allí, oculta por la incipiente y cómplice luna. Los últimos rayos de sol peinaron mi faz, una última caricia, un último instante de fútil placer. Quería saber si podrías vislumbrar la luz desde donde estabas. Si levantarías la cabeza y tus ojos se posarían en esos últimos rayos, como hacía yo, si te haría feliz y sería extraño. En mi hora más oscura el sol se ocultó. Lancé una voz al pérfido aire para que lo surcara con la vana ilusión de que alcanzara tus oídos. El tiempo se paró en frente de mí, sabía que nadie podría ya separarnos, pues el suelo que antes me anclaba a la vida desaparecía tras un trascendental estremecimiento.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Sueño de mujer...



Es cierto que me vuelves loca, pero estando tan cerca, no me atrevo ni a mirarte. Te acercas y ni te das cuenta que estoy aquí. Pero yo te sigo con mis ojos. Ojos que arden al sentirte tan próximo. Y si, por casualidad, te paras junto a mi, el corazón se me apresura y un extraño calor invade mi cuerpo. El resto de gente del parque no parece notarlo, pero yo me siento observada por toda esa multitud, que camina y grita, que pasea en silencio cogidos de la mano, o que simplemente se extiende sobre la fresca hierba a disfrutar de ese sol de primavera. Tú, sin embargo, te alejas de mi banco. El banco donde me siento todos los días, esperando que algún día te decidas a mirarme. Esperando que, de repente, te des cuenta que te observo, y notar ese brillo en los ojos, como cuando alguien se topa con las flechas de cupido, y que te acerques hacía mí. Y que, sin ni siquiera preguntarme el nombre, tus labios se junten con los míos. Y que, sin poder evitarlo, y sin importarte el resto de la gente, te abalances sobre mí y me hagas el amor sobre aquel banco, o sobre la hierba.

Me digo a mí misma que aquello es imposible, que sólo es una fantasía, aunque te espere cada día en el mismo banco, del mismo parque. Tu atlética figura me aturde cuando te acercas corriendo, como es lo habitual en ti. Casi no me atrevo a reconocerlo, pero, oculta tras unas gafas de sol, he vigilado el tamaño de tu miembro. Bajo esos pantalones cortos tan apretados he intuido la dimensión de mi felicidad. Me he imaginado cientos de veces tocándote esos duros y sudados abdominales y acompañándote a la ducha cuando llegaras a casa. Yo te frotaría todo el cuerpo con mis sedientas manos hasta que no quedara un centímetro de tu piel sin acariciar.

Pero hoy me siento diferente. Algo extraño se ha despertado en mí, como una fiera hambrienta en medio de la selva. Hoy me pongo unas medias de rejillas y las braguitas y sujetador de fina lencería negra que me regaló mi ex. Me pongo un vestido ajustado y suave, que deja gran parte de mi cuerpo a la vista, de un color llamativo, un color que quiero que te llame a ti. Mis pechos asoman por el escote, reafirmados por la lencería, casi hasta lo imposible, y la minifalda no deja mucho a la imaginación. Me pongo zapatos de tacón alto, de aguja, mientras pienso que así será difícil caminar por los jardines. Elijo un maquillaje para mi cara, especial, quiero que notes mi presencia entre todas las flores del parque. Al verme en el espejo me siento muy puta, pero esa nueva situación me gusta. Me siento excitada, nerviosa, cachonda y animada a hacer una locura, cuyo, de otra parte, final desconozco y temo al mismo tiempo.

Las horas pasan, sentada en aquel banco. Ya ha pasado mucho tiempo desde que debería haber aparecido, y me pongo nerviosa pensando que estoy haciendo allí, que aquello es una locura. Pero decido esperar un poquito más, sólo un poco más, o todo el día si hace falta. Los moscones no dejan de aparecer e irse, buscando probablemente una intimidad conmigo, que yo no estoy dispuesta a darles, atraídos por mi indumentaria, como una abeja a una flor. Llamo la atención en aquel parque. Mi ropa desentona y hasta las mujeres se giran a mirarme. Y luego critican con voz baja con sus maridos, mientras éstos babean sin apartar la vista de mí. Se que estoy preparada.

Un rayo de sol, procedente de la colina de enfrente, me ciega cuando apareces. Reacciono de forma precipitada, puesto que sin quererlo, ya estás casi a mi altura. Me levanto casi de un salto y como si de una novela rosa se tratara me apoyo en el árbol que hay junto al banco. Deslizo mi pié por el tronco y pongo una pose extraña, creyendo ser elegante. Tu pasas de largo. Me siento profundamente herida y casi sin pensar, y con lágrimas en los ojos, emprendo el camino contrario, a paso ligero, casi corriendo. De repente, escucho una voz y me doy cuenta que es tu voz, tan masculina, detrás de mí y dejo de andar. No me atrevo a darme la vuelta. No me atrevo a comprobar si me estás llamando a mí, o tal vez, a otra persona. Tengo miedo de hacer el ridículo, otra vez, de sentirme más dañada. Pero en ese momento me tocas el hombro y sé que eres tu. Me giro y veo tu cara, tan cerca por primera vez. Veo tus ojos, azules como el cielo, como el mismo cielo que había estado mirando durante horas. Me dices que me he dejado el bolso en el banco y por qué corría. Yo me armo de valor y te digo que es de ti de quien huyo, de tus ojos azules, de tu cuerpo, por que si no huyo me abalanzaría sobre ti. Tu estás aturdido, pero tras un segundo, que parece un milenio, te acercas y me besas apasionadamente. Yo respondo a tu beso buscando tu lengua y te abrazo. En ese momento todo parece girar alrededor nuestro. Ya nada importa, solos tu y yo. ¿Qué importa si el resto de la gente nos está viendo con cara extrañada? ¿Qué importa donde estemos? Tu boca de seda se desliza por mi cuello y yo levanto la cabeza, y dejo que el sol bañe mi cara. Me apetece devorarte, comerte entero allí mismo, y mis brazos bajan por tu camiseta sudada y acarician tu musculatura. Me vuelven loca los besos de tus labios, que deslizas sabiamente hasta mi escote. Me embriaga el olor a macho que desprendes y mis mano alcanzan tu culo y te apreto los glúteos en un acto de pasión. Tu, mientras tanto, ya has conseguido alcanzar mis pechos y consigues sacar uno de mis pezones por el escote, supongo que no te habrá costado mucho, y lo lames con tu lengua ansiosamente. Mi boca estalla en un gemido sin reprimir, y en ese momento ya se que soy tuya, siempre lo he sabido, y ahora sé que eres mió.

Durante un momento de cordura, nos damos cuenta que todo el mundo nos mira. Que critican a gritos y amenazan con llamar a la policía, pero eso a mí ya me da igual, porque ya te he conseguido. Separas la boca de mis pechos y me miras a la cara. Yo me quito las gafas. Me dices tu nombre, que resuena en mi cabeza, mientras yo te digo el mío. Y nos vamos caminado a tu casa por el parque, cogidos de la mano, como el resto de parejas.
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Y si quieres oirlo viajando en la suave voz de una amiga:

Archivo comprimido de audio(enlace arreglado)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Vieja Amiga, sueño inalcanzable


Primera Parte

Como a mil demonios de ti me encuentro
hechizado, raptado por los fuegos fatuos
cautivo de una esperanza
mordiendome los huesos

Como a diez mil minutos de tu corazón, te anhelo
rendido, destrozado por tu canto
estacado y varado en tu negro barro
inmolando mi trasero

Como a un sofoco de tus besos, te espero
caliente, juguetón me bebo tu veneno
sudoroso y at.errado me pierdo en tu pasado
suplicando una pasión.

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Segunda Parte 


Cazame con tu red, que yo me dejo.
Extiende tu manto y cogeme como a un conejo
Disfruta de tu caza, huele tu presa
Pero ten paciencia con este loco corazon
que los dias son como una niebla espesa
que me envuelve la razon.

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martes, 15 de diciembre de 2009

Sufrir

La mañana fría del nuevo día me trajo su angustiado rostro. Con la frente fruncida de añoranza por algo que no sabía si existía cogió sus bártulos y se apresuró a la vorágine del mimetismo obrero. La habitación vacía de esperanza y de sentimientos se quedó abierta a la soledad una vez más. Mientras, mis ensortijados pelos jugaban con el hueco de su almohada y mis manos repasaban sus contornos en el colchón. Hacía tanto tiempo que no hacíamos el amor, que se me olvidó como era. ¿Cómo era sentir sus labios sobre mi sedienta piel? ¿Cómo era enredar mi calentura con su húmedo deseo? ¿Cómo era despertarse y no ver tristeza en su quebrada faz? Quizás los motivos eran obvios para él, que su rutinaria vida había roto su ser. Para mí sólo era el reflejo de algo que le quemaba por dentro y que no se atrevía a decir con palabras, porque sabía que si lo decía todo encontraría su fin. Pero mis sufridos oídos deseaban escucharlas, en vez de esta pesadumbre. Y yo repetía en silencio "Por favor, dime que ya no me quieres y deja de hacerme sufrir".



domingo, 13 de diciembre de 2009

Conversación

-Escúchame.
-¿Que quieres?
-Pues, me apetece hablar.
-¡Otra vez! ¿Y de que?
-No sé.
-Entonces, ¿por qué quieres hablar?
-Porque estoy aburrido.
-Pues habla, que te escucho.
-Es que no se me ocurre nada.
-¿Y por qué no te callas, entonces?
-Porque estamos todo el dia callados.
-Esta bien. Dejame que piense. ¿Crees que lloverá?
-No sé. Me da igual.
-¡Pero entonces.... no me dejas hablar!
-¡Shhh, cállate!
-¿Ahora quieres que me calle?
-Es que viene alguien.
-Da igual, seguro que no se acerca por aquí.
-¿Por qué dices eso?
-Porque lo sé.
-¿Y por qué lo sabes?
-Porque nunca nadie pasa por aquí.
-La verdad es que tienes razón.
-¡Y es una pena!
-¡Vaya, que si lo es!
-Porque no hay ninguna tan bonita como ésta.
-Si, creo que somos la mejor.
-La gente ya no se gasta tanto el dinero en estas cosas.
-No, no señor. ¡Pues parece que si que viene!
-No puede ser, imposible. ¿Será un familiar?
-Los familiares hace ya mucho tiempo que no vienen.
-¡Shhhh, quieto y callado!
-Parecía que venía aquí.
-Si, es una lástima, pero ha pasado de largo.
-Oye, ¿a que hora cierran?
-Pronto.
-¿Crees que luciríamos más si nos limpiaran alguna vez?
-Eso no lo dudes.
-Y entonces, seguro que se pararía la gente, como antes.
-Esos dias ya han pasado. Además ya sabes que no estamos aquí para eso.
-¿Y para que estamos?
-Para cuidar su descanso eterno.
-Escucha.
-Dime.
-¿Verdad que es duro ser ángel de piedra?
-Si, por lo menos en este cementerio.



lunes, 7 de diciembre de 2009

El camino


En las sombras de tu cuerpo me escondo de tus miradas.
Caminas con pasos de plata sobre el suelo inundado de tu encanto.
El aire huele a una mezcla de tu cariño y de tu lujuria.
Casi no me atrevo a hablarte, me pesa la garganta y
la valentía imaginada se difumina entre tus piernas,
como la bruma de mi ansia se pierde en tu distancia.
Mas, sabedora de tu poder, giras tu cabeza,
tu melena se retuerce tratando de escapar de tu belleza,
y me guiñas un ojo dorado, cubierto de capas de mentiras.
Ojala mis piernas no flaquearan.
Ojala pudieran resistir el peso de mi amor.
Entonces me alzaría y te perseguiría por tus insondables caminos.
Me anclaría a tu pie con un cabo de esperanza y
me dejaría arrastrar hasta los confines de tus obsesiones.
Me sometería a tu huidiza voluntad con una sonrisa en mi cara.
Quizás aflojarías tu cadena, quizás me llevarías hasta tu cuerpo,
Y me elevarías hasta tocar tu cielo.
Pero desde el rincón de mis ojos, vigilo tu senda.
Es todo lo que me atrevo a hacer.
Antes de que llegue el atardecer y tenga que huir.
Antes de que te des cuenta que la piel que me envuelve
No es más que un disfraz de una persona que no soy,
Que encontré un día mientras te espiaba.
Y ahora se me hace tan difícil dejarte.
Dejarte sin haber podido saborear tus mieles.
Dejarte sin haberte tenido y sin decirte lo que siento.
Pero me iré con esa losa, deshaciendo el camino recorrido
Y temiendo que te atrevas a seguirme,
Porque allí donde vuelvo no hay sitio para ti,
Sólo soledad entre gente y arrepentimiento.

lunes, 23 de noviembre de 2009

DANZAME


Esto es lo que siento, cuando te acercas a mí
Descalzo y desarmado me vierto y derramo a tu lado
Oigo ecos de tu pasado y huelo tu encanto
Adoras volverme loco, aumentar mi deseo
Bailas, tu pelo roza mi cara
Elevo mi cabeza y miro arriba
Rompes mi camisa con tus manos certeras.
Dejo que en mi pecho juegue tu melena.
Tu lengua me roza y contoneas tus caderas
Lo deseas, lo quiero y lo temo
Tu dedo se pierde en tu húmeda boca
Y lo saboreas como si fuera otra cosa
Me miras y cruzamos nuestros ojos de fuego
Supongo que eres todo lo que espero
Ahora quiero ver ese trasero
Giras al ritmo de una música extraña
Que solo oyes en tu cabeza
Y me encuentro con lo que deseo
Te acercas, me revuelvo, te aprieto y te siento
Sigues bailando, sentada sobre mí
Agitando tu cuerpo, moviendo tu espalda
Mis manos te abrazan, siento la pasión.
Como un huracán te levantas
Y me derrotas con solo una mirada
Me derrumbas y me echas sobre el suelo
Supongo que ahora empezará la canción
Tus ropas vuelan como aves espantadas
Las mías ya son sólo un jirón
Nos mezclamos en un anhelo
Solo dos gemidos y un te quiero
Y el baile se hace mas intenso
Calor, espasmos y mucho fuego
Sentada encima de mí
Tus pechos me recuerdan la gravedad
Tu pelo, el movimiento del mar
Y mis manos acarician tu cuerpo de seda
Quizás eso es todo lo que me queda
Jadeos, sudor, y un montón de besos
Y en un momento yaces sobre mí
Ardo como un volcán en tu interior
Y adivino en tus ojos un poco de amor

sábado, 21 de noviembre de 2009

La cantora


Cuan hermoso su rostro era, aunque reflejaba una sutil amargura. A medida que mis ojos se posaban en el brillo de los suyos, un escalofrío me recorría, como si una delicada prenda de seda se deslizara por mi dorso desnudo. Eran de color miel, grandes y melancólicos. Miraban a un lugar que mi vista no podía alcanzar, quizás perdido en el entresijo de su mente. Mi corazón latía al escuchar cuan dulce era su cantar, acompañado por el afable sonido del laúd.

Sus palabras hablaban de amores tormentosos, de pasiones que no llegaban a encontrarse, que deambulaban entre la desesperación y el deliro.

Dos amantes, ungidos por el hechizo de un beso furtivo, se debatían entre el deber y el amor más profundo. Guerra y polvo y hombres armados y sangre demarrada se mezclaban en su cántico con la más pura devoción, y sus ojos se empañaban de recuerdos ya pasados y casi olvidados. Como nubes grises se vislumbraba su rostro, y su garganta tembló cuando pronunció su nombre.

Sus ojos vibraron y un manantial de sentimientos brotó de ellos. Su respiración se hizo más profunda, su garganta casi se quebró, y el canto paró.

La calma del final no hizo frenar su llanto. Su faz quebrada de esperanza me estremeció.

Dime cantora de otras tierras, ¿Qué fue de aquel hombre y de aquella mujer que tanto se amaron?

Entonces se dio cuenta de mi presencia, y forzó una sonrisa en su cara, y enjugó sus lágrimas.

Él joven murió por el despecho de su amada, que en verdad, amaba con locura a aquel muchacho. Y como un huracán de rabia estrelló su vida hacia la batalla, pereciendo por el odio del rival, que no era otro que el padre de su amor.

Sus palabras encogieron mi ser, no pudiendo imaginar esa absurda situación.

¿Y que fue de ella?

La cantora se apresuró a la puerta de la estancia, sujetando sus faldas para no pisárselas, con el alma en un puño y su sollozo al borde del precipicio. Pero cuando estuvo frente a ella, se giró y dijo.

Dicen que vagabundea por el mundo contando su desdicha, a lomos de su tonada, con un laúd como equipaje, y su amor roto como guía, evitando que la desventura de otros sea como la suya propia, llenando de sentimientos los corazones de los desangelados, infligiendo devoción a los faltos de espíritu y aumentando sus pasiones.

Reproduje sus palabras en mi cabeza y uní los cabos de lo obvio y contuve lágrimas en mis ojos por su dolor.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Amor Vacio


Creo que se me acabó el amor.
Tomé un recipiente demasiado grande para llenarlo
Y no me percaté que estaba rasgado.
Y lo poco que logré introducir en él,
Se me fue derramando por la vida,
Fría, verde y cansina.
Con mis zapatos rotos lo pisé sin querer
No pude recoger sus pedazos quebrados,
Ni llorarlos, ni repararlos.
Y ahora, que la mitad del camino
Ya se encuentra recorrida,
Me doy cuenta que no queda nada.
No me queda amor que dar,
Ni siquiera una migaja para mí.

lunes, 16 de noviembre de 2009

A mi padre


Supongo que mi padre se dejó morir. Cubierto por la losa del tiempo, con una vida que ya no se sujetaba a los parámetros de la misma, sino más bien a qué hacer por los demás, se abandonó a sí mismo, buscando la felicidad en el fin.

Y yo supongo que no supe rescatarlo. No supe infundirle ánimos, ni tolerar sus últimos desvaríos. Quizás el peso de mi mundo me asfixiara cómo a él el suyo. Quizás no me atreví a traerlo por la senda adecuada, porque él no era de esa clase de personas que deja que nadie les guíe, y mucho menos sus hijos.

Así que los últimos días estuvimos más bien enfrentados. Él se aferraba a una vida que llevó y que, por lo menos le dio unos buenos momentos, aunque fuera precisamente esa vida la que llamaría a la parca, y yo me esforzaba por esconderme del peso de la responsabilidad, y de escapar de un mundo que se cerraba a mi paso en una única dirección.

Pero el final temido llegó, y ni siquiera pude decirle adiós. Como un leño consumido su cuerpo le abandonó y su espíritu huyó de su tortura quizás demasiado pronto. Y aún recuerdo mis últimas palabras “A ver si mañana estás mejor”, que me pesan como una montaña.

No había sentido tanto dolor en mi vida como en aquel momento. Era cómo si la pena no me cupiera en el pecho y sin embargo no podía salir. Me quemaba por dentro. Pero mi dolor no era lo importante. Él no volvería a ver a nadie. No volvería a ver a sus nietos, aún demasiado niños para recordarle. No podría intentar reconducirlo a la senda, era demasiado tarde.

Y desde entonces me dio por pensar que hay que vivir la vida, que se acaba y después no hay nada más. Y a pesar de eso sigo sin vivirla y supongo que mi final también llegará. Y tal vez me quede pensando si luchar por ella o dejarme morir también.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Tus ojos


Tus ojos, que me miran y me queman.
A través de los que puedo ver mi alma.
Grandes y redondos, llenos de sentimientos,
Que me envuelven y me abrazan.

¿Te acuerdas cuando reías
De mis queridas tonterías,
Y yo me quedaba atontado,
Mirando tus ojos?

Siempre quise esconderlos de la oscuridad,
Para que iluminaran mi sendero gris.
Y en ese camino echarlos a volar,
Cuando te tuviera al fin.

Un beso no era suficiente,
Una caricia nunca me dejo atado
Llenando por completo mi mente,
Como lo hicieron eses ojos dorados.

Buceo en mis recuerdos
Y todo lo que encuentro
Son esos ojos
Son esos ojos.

Y me esfuerzo en olvidar aquello
Por lo que un día vendí el mundo
Aunque sé que lo más bello
Fue que estuviéramos juntos…

Encerrados en tus ojos
Sintiendo en tus ojos
Amando en tus ojos
Viviendo en tus ojos.

domingo, 25 de octubre de 2009

Siempre amada


-No puedo evitarlo, la tengo metida en mi cabeza. Como un gusano, recorre mi cerebro. Quisiera despojarla de poder y hacer que nunca volviera, pero simplemente no puedo. Ahora es parte de mí, como lo es mi corazón o mi hígado.

-Pero, ¿cómo llegó a entrar? ¿La dejaste aposentarse, tomar cobijo en ti, o simplemente se coló por una rendija de tu alma? Tal vez no fuiste lo suficientemente precavido, o ¿es que tu corazón no atendió a razones?

-No, no es mi corazón lo que me pesa, ni mi alma. Es mi cerebro. La oigo recorriendo sus pasillos, resbalando sus dedos por sus paredes. Clavando sus uñas en las zonas más blandas hasta hacerlas sangrar.

-Busca una solución, un truco de la mente. Sumérgela en bonitos recuerdos. Deja que tu parte más radiante brille y oculte el mal, que las sombras se asusten y te teman.

-Fáciles palabras se arrojan de tu impávida boca, amigo mío. Tu que no sientes la rabia de la desesperación, clavándose como un puñal, hurgando tu voluntad, moliendo tu espíritu.

-No te abrumes, compañero de fatigas. Que en mí hallaras el apoyo que necesites en tu sufrimiento. Mas te pido que me aclares que es lo que te hizo caer, desplomar tu ser ante tal contradicción.

-Un buen día el influjo de su amor despareció, como su esencia, dejando tras de sí un rastro de lamentos, de lágrimas sobre mi pecho y mi devoción huérfana. ¿A quien iba a adorar a partir de ahora? ¿Quizás a un recuerdo o a un anhelo de esperanza?

-Pero el tiempo pasó con su manto de alivio y tejió sobre tu sino un nuevo destino. ¿No es más cierto que en el seno de un nuevo amor encontraste la pauta de tu recuperación?

-Cierto es, mas el dolor aun perdura. En mis amarguras la oigo decir mi nombre. Y yo suplico un poco de resuello. Su presencia en mi mente me asfixia. Me ahoga el olor de su perfume, el color de sus ojos, el tacto de su piel… Quién fuera etéreo para escapar de sus sentidos y dejarlos en la tierra de los hombres.

-La tierra de los hombres es a donde perteneces. No te engañes, por lo que cuentas, ella no ha desaparecido. Siéntete dichoso, amigo mío, pues en tu cerebro aún vive. Y no es que duela su presencia, es que te recuerda que siempre estará contigo, arropándote por donde tus pasos te guíen, acariciando tu sien cuando te sientas cansado, arrullando tu descanso. Así pues, esboza una sonrisa en tu cara, ya que tu compañera, tu siempre amada, se encuentra hoy entre nosotros.

sábado, 17 de octubre de 2009

Me viste llorar

Es una bendición saber
Que una vez te odié
Pero tu hablas del pasado
Como si aun estuviera aquí

Y la música que ya sonó
Me recuerda que el piano se rompió
Justo en el momento añorado
En que empecé a sentir

Pero el estruendo de una oración
No me deja pensar en aquello
Que me diste al conocerte
Creo que antes debí odiarte

Dime todo lo que piensas
Siente todo lo que cuentas
Nunca me pediste perdón
Cuando todo daba igual.

Vuela con tus escobas
Escóndete en tu cueva
Nunca me diste tu corazón
Cuando me viste llorar

Los años pasaron lentos
Pero me quedaron tus recuerdos
Desde el momento en que te besé
Hasta el comienzo de la dejadez

Y cuando el viento se los llevó
Regresas como un huracán
Gritando que lo intentarás
Y el suspiro se transformó

En gemido de pasión
Consolando amores soñados
Y está a punto de explotar
Mientras te vuelvo a mirar

Dime todo lo que piensas
Siente todo lo que cuentas
Nunca me pediste perdón
Cuando todo daba igual

Vuela con tus escobas
Escóndete en tu cueva
Nunca me diste tu corazón
Cuando me viste llorar

jueves, 15 de octubre de 2009

Tu recuerdo


Solía pensar que un simple beso podía cambiarlo todo.
Sorprendido de la fuerza de unos labios.
Y un día descubrí el poder de una lágrima.
Altiva, fuerte y fría como una noche sin fin.
Y mi corazón se encogió, como una voz que se apaga en el murmullo.
El tiempo no borraba la hendidura de mi alma.
Y los gritos del silencio sólo los escuchaba yo.
Temido y respetado dolor, aclamé.
Olvídate de mí y déjame sólo.
Pero no me escuchó y otorgó su presencia a mi vida.
Se aposentó en mi ser, como el frío al invierno.
Hola, ¿estás ahí?, una vez más.
Te siento cerca y tu abrazo me asfixia.
¿Nadie te ha dicho que si sonrío siempre veo tu cara?
¿Nadie te contó que en mis sueños siempre apareces?
Que tras las brumas de mi existencia, espero verte de nuevo.
Y oír tu risa, y aguardar tu beso…
Por favor, por favor, aléjate de mí, por última vez.
Te ruego, te imploro que evapores tu recuerdo.
Llévate, si quieres, una parte de mí.
Es tuya, si la quieres, siempre lo fue.
Puedo sacrificarla, no me servirá si me faltas.
Y si echo de menos algo, sólo serás tu.
Me hace falta tu figura, y solo te veo entre sombras.
Tu fantasma burlón me lleva a la desesperación.
Creí que la tierra, que todo lo cubre
Cubriría la pena.
Pero eras mi medicina, mi salvación de la locura.
Y ahora me siento como con una camisa de fuerza.
Ahogándome en mi sufrimiento,
Doblegando mi voluntad,
Besando el suelo que antes pisabas.
¿Y si ya no puedo soportarlo más?
Susurra mi nombre una última vez.
Y llévame donde tu estés.
Que mi anhelo me quema por dentro
Y prefiero abandonar este mundo,
Antes que seguir con tu recuerdo.

sábado, 3 de octubre de 2009

Espiritu afin


Me siento disperso. La felicidad era sólo un suave velo, marcado con una leve sonrisa, que se posaba en mi cara a ratos quebrados. Los fríos de los silenciosos pensamientos estremecen mi quietud, como el hielo que flotaba en mi copa ya vacía. Sin embargo aquel recuerdo, vano, aislado y sitiado en el interior de mi mente, se resiste a capitular, por más que los ecos del presente intenten tumbar mi ánimo.
Hubo un momento en que todo hubiera sido una palabra que no representaría lo que estaba dispuesto a hacer por ella, simplemente se quedaba atrás, abandonada en el diccionario de vocablos amorosos.
Hubo otro momento en que la sutil brisa de la rutina llegó a nuestros corazones, empujando sentimientos y barriendo la pureza de antaño. Así, sin más, sin poder evitarlo o pudiéndolo haber evitado, pero con la convicción de que era algo lógico y normal.
Y los días se convirtieron en semanas, y tras las semanas los meses se agazapaban y adelantaban a los años que, postrados por su fracaso, se tenían de azul y de gris.
Las ideas de antaño, joviales y llenas de vida, dieron paso al tedio, la monotonía y la falta de cariño, como un guiño de la muerte, que te avisa que el final está cerca, y que si te descuidas, te atrapará cuando menos te lo esperes.
¿Pero que puedo hacer para sortear la vida? ¿Qué puedo hacer para esquivar atolladeros e infundirme el valor necesario para seguir hacia delante?
Quizás otro espíritu afín encuentre mi camino y me guíe de la mano, por senderos de plata y oro, pero llenos de peligros.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Cumpleaños ¿feliz?


A veces la suerte se vuelve contestona y descadarada y te regala un bocado que no te esperabas.

Y a veces te sonries, medio emborrachado por el cava que bebiste con tu tarta de cumpleaños, y piensas si realmente tienes suerte y que quizás pasó frente a tí y no supiste cogerla, o quizás estés dentro de ella y no lo sepas.

Quizás creas que es mejor otra vida, otro bosque, e incluso que el lobo que hace unos meses sacaste a pasear debería quedarse en el bosque para siempre. Pero otras veces piensas en la seguridad de tu jaula, en los besos de los seres queridos y piensas que mientras estés agusto en ella porque hay necesidad de salir al bosque.

Y otras veces pienso que no soy feliz y por eso salgo al bosque....pero es que la vida se me hace cuesta arriba, un año más, y otro también, y no se si llegar a la felicidad merecerá tanto esfuerzo, o simplemente mandarlo todo a paseo me llevará a encontrarla.

Es tan extraño lo que me ocurre a veces...

Aun así Feliz cumpleaños a mí mismo.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Cuestion de suerte


-¿Crees que la suerte está compensada?

-¿Qué dices ahora? No te entiendo.

- Verás, creo que la suerte está compensada. No puedes tener buena suerte si luego no tienes mala suerte para compensarla, y así tu suerte estará en equilibrio.

-Eso es una idiotez….

-Yo no digo que tu suerte pueda mejorar o empeorar, pero lo hace de una forma gradual, poco a poco. Estoy convencido que si un día tienes un montón de suerte, al día siguiente, o incluso el mismo día te ocurre algún hecho negativo para compensar ese superávit de suerte.

-Bueno, ¿y todo esto a que viene?

-Nada, sólo estaba pensando…..

-¿Y por qué no te limitas a disfrutar del momento y dejas de pensar?

-Porque….pienso que hoy he tenido mucha suerte. Suerte al entrar en el único bar que quedaba abierto y verte tan guapa sentada junto a la barra, solitaria como yo. Mucha suerte al notar que me mirabas con unos ojos insinuantes. Demasiada suerte al iniciar una conversación contigo y comprobar lo simpática que eres. Excesiva suerte al constatar que esas miradas no eran fruto de mi imaginación y que lo que empezamos como un beso se transformó en un intercambio de sentimientos y sensaciones.

-¿Y ahora crees que tu suerte se va acabar?

-No lo sé, pero lo presiento. Y es más puede ser que todo este momento mágico se rompa y que acabe peor que cuando entré por la puerta de este bar.

- Y si te digo que la que ha tenido suerte soy yo. Suerte de encontrarme a una persona como tú en el último sitio donde creía poder encontrarlo. Mucha suerte al comprobar que eres todo lo que esperaba en un hombre y demasiada suerte al constatar que lo que sentía era recíproco. ¿Ves? ¿Crees que ahora tendré mala suerte? ¿Piensas acaso que tu buena suerte se puede compensar con la mía? Y si los dos tuviéramos mala suerte a partir de ahora, ¿con que se compensaría?

-La verdad es que me abres otro punto de vista…. No pensaba en la suerte recíproca. Entonces mi suerte es la tuya y la tuya es la mia y si perdemos cada uno la nuestra se la estaríamos robando al otro, lo cual no compensaría nada.

-Deja de pensar y bésame, que nuestra suerte sólo acaba de empezar.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Recuerdo Frio


Me diste el alba fría, el cariño robado a otro, los besos de pasión oculta y tu largo recuerdo y volví a investigar tus rincones, a creer en otras flores, a soñar en el sol bañando mi cara.

Un día te cruzaste en mi camino, felina, altiva y deseosa de encontrar algo que antes tenías y que ahora simplemente habías olvidado que existía.

A penas dos miradas bastaron para saberlo, una a tus ojos, la segunda al fondo de tu alma, y caí derretido, postrado a tus pies, demandante de amor anhelado.

Pero al principio te encontrabas gélida y me regalaste carámbanos amargos y algún que otro veneno envuelto en dardos.

Y el hielo se fundió cuando descubrí tu secreto, que no era otro que lo que yo anhelaba era cierto, que la apatía había hecho mella en tu vida, como un golpe en un vaso de cristal, que la pasión de antaño se tornó en un ser huraño, que se aferraba a tu hálito como a su concha un cangrejo ermitaño.

Entonces te ví derrotada, sufridora, cansada, y me colé por un resquicio de tu desánimo hasta llegar a tu corazón, poco a poco buscando la senda segura que me mostrara tu amor.

Y los días felices llegaron, llenos de caricias y ternura, de fervor y arrebato animal, de carnes mezcladas de sudor y sabor a sal, de frenesí de placer prohibido y de tu rostro junto a mi almohada.

Pero el invierno de la realidad llegó a nuestro nido y lo cubrió todo con un manto blanco de remordimiento y de responsabilidad, del cual no te pude sacar.

Así que ahora vivo de nostalgia y recuerdos y repaso en mi mente nuestros momentos, mientras tu vuelves con el que te volvió a tender la mano, prometiendo olvidarlo todo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Crepusculo


Charla con el viento, que te ha oido aullar. Dile que la bruma que se llevó era tu antifaz, y que las noches de terciopelo se añoran cada vez más.

Pregúntale al crepusculo donde está tu espíritu, donde se enredó la inocencia y se deshilachó, dejando jirones de ardor al amparo de tus huellas errantes.

Cuentale al destino que lo vivido era real, diselo bajito no se lo tome a mal, diselo al oido, tiernamente, y te creerá.

Habla con el alba, cuando sufras, cuando llores y cuando crezcas ella te recompensará.

jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Y que ha pasado?

Eso digo yo ¿y que ha pasado esta semana? Y mi respuesta se encuentra oculta tras la tecnologia, engorro y regocijo de nuestro tiempo.

La tecnologia que libera mi lobo, me encierra en el bosque y me embota los sentidos. Ya ni huelo las presas, que aparecen ante mi en permanente estado de comunicación.
¿Será que la luna tiene falta de cobertura?
¿Habrá que aullar mas fuerte o marcar algun extraño prefijo, como TEDESEOAHORA, pero en hexadecimal o en codigo binario?

Y si me salgo del bosque un momento, quizas el viento del norte despeje mi hocico y huela carne fresca, pero a lo mejor la puta tecnología, a la que tanto quise, me haga regresar al bosque y me salte el buzón de voz.

"Timofonica le informa que se ha salido del bosque"

¡Claro ya lo se, no te jode! Pero es que en este bosque lo unico que hay son arboles, y algun que otro escollo.

Me parece que haré un aullido de larga distancia o me codificaré utilizando el algebra booleana, aunque pensandolo bien una llamada local puede salirme mejor, que ahora con la tarifa plana hasta puedo ir a la luna.

domingo, 23 de agosto de 2009

El lobo y el lodo


Un viejo lobo, herido de sentimientos extraños, cansado del peso del mundo sobre sus hombros y de la reacción del suelo sobre sus agrietadas patas, se para a descansar junto al lodo sobre el que camina y deja que la suciedad cubra sus pelos.

Expuesto a su sufrimiento, cierra los ojos para descubrir lo que yace en su interior. Una madeja negra está tejida en su mente, confundiéndolo, ahogando los deseos puros en el fondo de un recuerdo brillante.

El lobo se tumba en el lodo y el barro ennegrecido cubre sus ojos, su hocico, su boca... Solo sus orejas permanecen atentas a un sonido esperado, pero que sabe que no llegará. Aún así el viento sorprendido mece las ramas y un quejido atraviesa el espeso aire hasta sus orejas, y de ahí hasta lo más profundo de la mente del lobo.

Pero ya es tarde, el lodo se ha introducido por su boca y por su hocico, cubriendo todo a su paso, extrayendo el aire y su vida. A su paso solo queda suciedad, pulmones llenos de barro. Y de la boca abierta de aquel viejo animal, volando agitada por el aferro a la vida que dejó, una mosca negra aparece, batiendo sus alas y limpiándose el lodo pegado en ellas, testigo molesto del imparable ciclo de la vida.

jueves, 20 de agosto de 2009

Despedida


Era un abrazo de invierno, cálido.

Me envolviste con tu cuerpo como si fuera la última vez que fuéramos a vernos, es más, lo intuía.

La luna brillaba encima de nosotros, blanca y pura, pero tus ojos temblaban entre lágrimas compungidas.

Me lamiste la mejilla, suave y tiernamente, y yo simplemente emití un sonido quejo.

Por la senda oscura te marchaste, moviendo la cola, sin volver la vista atrás.

El gélido viento heló mi última lágrima, que cayó al suelo convertida en frágil cristal.

Y al romperse ya te habías ido.

Y al darme cuenta de tu ausencia mi garganta estalló en un aullido.

Y el eco del aullido resonó por el bosque cubierto de sombras.

Y el bosque no respondió a la llamada.

Y me quedé en silencio.

Pensando.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Cicatriz de amor


Dijiste que no te importaba nada que estuviera sucio o cubierto de pelo.

Dijiste que no te importaba si mis dientes eran amarillos y mis garras estaban rotas.

Dijiste que no te importaba si aullaba en tu oido y te llegaba hasta el alma.

Dijiste... tantas cosas, que ahora me avergüenzo de estar sucio y cubierto de pelo.

Me avergüenzo de que mis dientes sean amarillos y de que mis garras estén rotas.

Me avergüenzo de aullarte al oido y no llegar hasta tu alma, porque...
en un descuido me mordiste y con tus colmillos atravesaste mi corazón.

Y tu marca permanece, cicatriz de amor, pero tu presencia se desvanece, y solo quedan tus huellas.... marcadas sobre la nieve que cubrió mi amor.

Invitación



Escucha lo que por mi hocico se aventura a salir.

No sientas miedo de las sombras de la noche, y avanza tus pasos por la senda de mi camino. Mis huellas humedas te llaman, como a mi la luna; y tu alma desnuda se tiende a mis patas.

Lamo tus heridas con ternura , y te invito a actuar de forma desatada, a hacer una locura.

¿Por qué no aullamos juntos a la luna, y le pedimos que nos deje difrutar esta noche?

Quizás te espanten mis dientes, pero no temas, que no te morderé, a menos que tu quieras.

Y juntos haremos locuras lobunas, y juntos regresaremos a nuestras madrigueras, cuando la luna llame al sol, y nuestros destinos se desvien.

viernes, 14 de agosto de 2009

Bienvenida

He oido un susurro agudo silbando mi nombre, y mis orejas de lobo se han girado intentando localizarlo. Pero ha sido en vano.

He olido tu suave perfume de loba en celo, y mi nariz se ha vuelta loca intentando captar tu esencia. Pero ha sido en vano.

He visto tu imagen desdibujada en las aguas sombrias del rio de la vida, y mis ojos se han quedado en blanco intentando ver tu espiritu. Pero ha sido en vano.

Sin embargo tu abrazo me envuelve y tu presencia se siente, y aunque no estés me siento acompañado. Y aunque te vayas te tendré siempre.