jueves, 30 de diciembre de 2010

Añoranza





Como el alba que besa mi inquietud,
siento la mañana solitaria.
Como el día que perdí mi juventud,
siento aún un ansia extraña.

Y entre las luces apareciste tú,
enredándote en mi telaraña.
Y entre tus abrazos perdí la virtud,
aquella que apenas te mostraba.

Los corazones se volvieron de fuego.
Las noches apenas avanzaban.
Y se deshicieron del compás del tiempo,
ocultas tras una avalancha,
de miel, de nata, de caricias y besos.

Y nos comíamos con urgencia el alma,
y nos arrastramos hacia el sur,
al que tu cuerpo de gata nos llevaba,
escondidos en tu pequeño baúl,
de besos, de caricias, de miel y nata.

¿Y cómo quieres que no se inquiete el alba
sin ver tu reflejo,
si tu cara no se posa en mi almohada?
¡Oh, cruel espejo!
Muéstrame su rostro tras mi vacía mirada.

¿Y cómo aún quieres continuar con el torneo,
con la paz firmada?
¿Y cómo buscas despojar de aire al viento,
tras una borrasca?
¿Y cómo quieres que el sol nuble el fervor
de la añoranza?

domingo, 19 de diciembre de 2010

Nunca se deja de sufrir



Puede que sea este pobre corazón
que aún se acuerda de ti.

Tal vez una mella en el fiel amor,
que se arrastra y sangra sin razón,
por la senda del sufrir.

He sentido altivo el frío
y las ganas de vivir.

Huí hacia aquel horizonte,
que se transformó en gris.

Huí hacia aquel horizonte,
que se transformó en gris.

Me cubrí de aquel azote,
y me puse a dormir.

Nada cambia en este vil mar
con el alba indiferente
de mi oscuridad.

Nada cambia en este vil mar
que se alza con el fiero viento
de la libertad.

Este mar que romperá a llorar
cuando encuentre aquel momento
de fría realidad.

Soy la brisa de la deslealtad
a la promesa de un beso,
que echó a volar.

Todas las cosas que olvidé
Todas la noches sin reír.

Todos los besos que dejé,
en los puertos que partí,

Y yo jamás me perderé
tú enséñame a fingir.

Nunca se muestra bien la piel,
Nunca se deja de sufrir.

Gracias a Fito&Fitipaldis por Me acordé de ti.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Tú y sólo tú



De los muros de tu azul frialdad
me aterro.
En las yermas intenciones del mar
me pierdo.

Y tu,
sólo tu,
con tu boca altiva de plata
con el valor metido en la garganta
me dejas anhelando una palabra.

Tu y sólo tú,
que desde el comienzo del valle
me espantas,
que permites que este deseo calle
y se valla,
que ahondas en la herida creada.

Regalarme,
tan sólo una pueril mirada,
sería el comienzo del alba.

Y brindarme,
un capitulo de esperanza,
sería, por fin, la paz ansiada.

y sólo tú
me ahogas en una tormenta de dudas,
me entregas al fiero oleaje
de codiciar un cruel ultraje,
o rendirme a la certeza desnuda.

De las canciones de felicidad
me acuerdo.
En la añoranza de tu mirar
me pierdo.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Quebrole



Quebrole la tibia y el peroné
y se quedó durmiendo de pié.

Oyole marchar raudo e incauto
como vespa del tio Raimundo.

Gritole fuerte con la voz de flauta
y los picos largos en la nalga.

Girole el viento cual veleta
y todos dándole a la pandereta.

Viole huir de avestruz de paso
y cayole el mundo de un trago.

Fumole de pipa el buen tabaco
y amargole el olor del abrazo.

Besole con labios de seda
y escupió versos a madreselva.

Soñole una movida samba
y las carnes en añoranza.

Comiole el alma el mandato
y arrastrole por el vil fango.

Quebrole la jícara y el canuté,
dormida en un mero traspiés.

sábado, 4 de diciembre de 2010

¿No te atreverías?



A veces me sonrío, como un loco que evoca una antigua mirada, un sentimiento que pervivió, alojado en un hueco del corazón y que se aventura a buscar un nuevo lugar, al amparo de una simple canción.

Y a veces siento el viento de invierno en mi cara, el que me recuerda que existió una cosa llamada vida, escondida tras unos ojos que declararon la guerra a un país invadido, y no hicieron prisioneros.

Y en algún sitio perdido de mi alma, aguarda semialetargada la antigua pasión, la que partió en el mismo momento en que se escuchó el adiós, en el que el tiempo posó sus fríos pies en el camino de la tristeza.

¿No te atreverías a exprimir el amor y dejarlo goteando y derramado sobre el sepulcro del rencor?
¿No te atreverías a descubrir que tras mi rostro jocoso se oculta el llanto que anhela ser enjugado?
¿No te atreverías a volver del revés mi mundo y dejarlo suspirando, extasiado y sosegado, arropado por los susurros de tus caricias?

Y en cualquier momento el mar se acabará, la noche robará el cielo al sol y yo me encontraré nuevamente con los pies mojados y sin rastro de tus ecos.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Te quiero



Subimos los deseos,
y caminamos por la torre del fuego.
Hasta alcanzar aquello,
que entregamos al viento.
Una caricia, un nuevo beso...

Y del lazo que formaron nuestros cuerpos
partió un corazón a perder el miedo.
Surgió de la profunda obscuridad
y se escondió tras tu mirar.

Tras tus ojos en celo,
debajo de mi lengua voraz,
encontré un nuevo lugar
al que simplemente llamé el cielo.

Y los sudores se mezclaron con el mar
y los suspiros gritaron “Te quiero”
y la tristeza se tornó fugaz
como antes fue la felicidad.

Esas noches regalamos excesos
que se disfrazaron de pequeños destellos
y recorrimos aquel sendero
hasta que llegó el invierno.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Siempre sola



Insaciable y abrupta,
todo poderosa
y aun mas odiosa,
te imploro una pausa.

Sola,
siempre sola,
como el miedo.


Un alto en mi destino.
Mi fiel belicosa
y aun dolorosa,
te brindo mi aullido.

Sola,
siempre sola,
como el tiempo.


Deshaz tus altas murallas,
cruel envidiosa
y siempre jocosa,
con una leve mirada.

Sola,
siempre sola,
como el viento.


Lanza al mar tu azada,
como silenciosa,
y casi melosa,
rosa roja desplantada.

Sola,
siempre sola,
como el preso.


Deja libre al cautivo.
Torna bondadosa,
y hasta dichosa
el alma del fiel amigo.

Sola,
siempre sola,
como el ruego


Renuncio a mi captura.
Entraña tramposa,
y menos piadosa,
te dejo en la bajura.

Sola,
siempre sola,
como el cielo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Conversación interrumpida



Tócate los labios.
Recórrelos suavemente,
con la yema de tus dedos.
Saca la punta de la lengua y a penas roza tu dedo.
Siente la humedad de tu boca.
Ahora humedece los labios.
Pasa tu mano por tu cara.
Dejala recorrer tu nuca,
y tu cuello.
Imagina que estoy ahí acariciándote,
que estoy detrás de tí
y que notas mi aliento en tu oído
y te digo "Te deseo".
Vuelvo a mojar tus dedos de tu saliva.
Pásalos por tu cuello.
¿No la sientes?
Es mi lengua inquieta.
Baja tu mano por el cuello,
alcanza tu hombro,
apriétalo fuertemente,
y ahora a penas rózalo.
Baja tu mano hasta tu pecho.
Despacio.
Alcanza uno de tus pezones.
Acarícialo por encima de la camiseta.
¿Como lo tienes? ¿Ha reaccionado ya?
Espero que sí.
Ahora mírate los pezones como se marcan bajo tu camiseta.
Acaricia ambos.
Deja escapar un suspiro.
Cierra los ojos y sigue acariciándolos.
Deja que tus manos abarquen tus senos.
Apriétalos, estrújalos, quiero que sientas mis manos sobre ellos.
Estoy allí, ahora mismo, contigo, queriendo devorarte.
Libéralos.
Súbete la camiseta.
Déjalos al aire, al alcance de mis manos,
que te acarician y pellizcan,
que buscan arrancarte un gemido.
Vuelve a humedecer tus dedos con tus labios.
Así, bien mojados.
Chúpalos,
llénalos de saliva.
Ahora quiero que la esparzas por tus pezones,
quiero que sientas mi lengua
jugar con ellos,
saborearlos,
lamerlos,
morderlos.
Muérdete los labios mientras lo haces.
Me encanta cuando lo haces,
cuando empiezas a notar la humedad en tu entrepierna
y tienes que morderte los labios
para no gemir.
Seguro que tu tanguita empieza a empaparse,
tan blanquito.
Seguro que ya se puede ver tu sexo a través de él.
Desliza tu mano por tu vientre,
pero no demasiado deprisa.
Quiero que notes cada centímetro de tu piel,
que tu mano resbale lentamente.
Tócate alrededor del ombligo.
Nota como palpita tu coñito,
como espera tu mano.
Ahora, sí, baja la mano y alcánzalo.
Esta húmedo y caliente.
Frótalo por encima del tanga.
Nota tu clítoris inflamado,
pidiendo a gritos que continúes.
Pero no, todavía no es el momento.
Retira la mano y llévala a la boca.
Lame tus dedos
¿Ya saben a tu coño?

martes, 9 de noviembre de 2010

Yo soy


Yo soy del cielo, el rayo
del oscuro bosque, el musgo enredado
de la brisa inocente, tu anhelo
y del mar bravío, un barco encallado.

Yo soy de aquel ultimo momento
la esencia del pasado
de tu piel de terciopelo
solo un dulce y lánguido espasmo
y de tus ojos de fuego
la vela que ha quemado.

Yo soy aquel que venciste
un día ya olvidado.

Yo soy aquel que amaste
y luego destruiste
para ahogar el fracaso.

Yo soy de la nieve eterna
el frío en tus venas
del árbol, la raíz profunda
de la tierra, la nueva vida
y del sol, la perpetua huida.

Yo soy un suspiro en el aire
un canto de verano
un abrazo tierno y un ápice
de esperanza tardía.

Yo soy aquel que llora
aquel que ríe
aquel que blande la arpía
bandera de la utopía.

Yo soy del verso, un tímido poeta
de la prosa, una sutil letra,
de la pluma, un mero sirviente
y de tu libro, una hoja ausente.

sábado, 6 de noviembre de 2010

El cobijo final


Veo el universo pasar,
el horizonte es una estela errante
justo donde empieza el mar.

Solo las brisas anhelantes
esperan aun ansiosas un buen bocado
de la sempiterna cobarde.

Y esos musgos, que yermos yacen,
por sus tiernos labios se verán sellados,
y cubiertos del fino lacre.

Oigo el rumor de ese lugar,
un pasado vencido, aunque fiel amante,
que aguarda el cobijo final.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Alma de poeta



Alma de poeta
oculto entre las tinieblas
persigue versos y amores
como si fueran soles.

Alma triste
que su soledad persigue
envuelto entre dones
que siente como azotes.

Alma desencantada
con una vida aun plagada
de horribles miedos
y de sutiles anhelos.

Alma cándida
con una moral flácida
que recubre de deseo
este dulce veneno.

sábado, 30 de octubre de 2010

Aquí de pie




El puñetero despertador me golpea con su ignorancia, una vez más. ¿Acaso no sabrá que los sueños rotos por sus zumbidos escapan derretidos entre las sábanas y se esparcen por el suelo, donde antes habitaba la esperanza?

El café me transporta a la puta realidad, una vez más. Olores y fragancias de tierras extrañas, disolviendo versos entre los labios de la desesperación y tragando el coraje, que antes solía poseerme los días de verano.

La carretera está atestada del clamor matutino de la masa obrera, una vez más. El rugido revolucionado de un motor fallido me devuelve recuerdos de un imberbe principiante en el arte de la vida.

El primer rayo de sol impacta sobre mis cegados ojos, una vez más. Las lentes convergen en lo que antes era un signo de pureza y divergen del hombre que fui.

Y aquí estoy, permanezco de pié, con una sonrisa tonta en mi cara, que no consigo borrar ni con el pincel de la hipocresía que me rodea.

Aquí estoy, viendo el tiempo pasar. Y realmente me pregunto. ¿Necesito todo esto? ¿Necesito responder a mis dudas, a mis miedos, a mis inseguridades, a ese vacío atronador que no me deja dormir por las noches y me hace golpear teclados viejos, salpicando de verdades sitios públicos, bajo un antifaz?

¿Necesito buscar explicación a algo que quizás no la tenga? ¿Necesito olvidar algo o entender el cosmos?

¿Lo necesito o permanezco aquí de píe?

jueves, 28 de octubre de 2010

Se perdió




Mi vida cambió.

Mi vida cambió.

O eso pensé.

Cuando te vi aparecer.

Tu mirada me cautivó,

solo por un momento creí flotar.

Pero la esperanza me sorprendió,

atrapado en una tempestad.


Y se perdió,

se perdió,

y se perdió la amistad.

Todo empezó a rodar,

cuando te conocí

y no se que hacer

porque nunca te tendré.


Me robó el corazón,

al momento de entrar.

Y el tiempo juntos no me recompensó.

Y no creo que la vuelva a ver

con los mismos ojos que ayer.


Y se perdió,

se perdió,

y se perdió la amistad.

Todo empezó a rodar,

cuando te conocí

y no se que hacer

porque nunca te tendré.


Y se perdió,

se perdió,

y se perdió la amistad.


Debe haber alguien

riéndose con ganas,

¿Quizás pensó que era un simple juego?


Pero es hora de admitirlo

Porque nunca te tendré.



Gracias a James Blunt por You're Beautiful

lunes, 25 de octubre de 2010

Podría


Podría volar
mas allá de donde empezó el pesar.

Podría pensar
que da igual lo que haga, sigo siendo yo.

Podría intentar trazar
una línea que separase el bien del mal,
ocultando los despojos del día del adiós.

Podría vivir
de acuerdo a aquello que siempre creí.

Podría sentir
un poquito más ligero mi mísero corazón.

Podría dejar de oír
los ecos guerreros de un pasado hostil,
que se alza sacudiendo la paz de mi razón.

Podría correr
un largo trecho entre la herida y el revés.

Podría creer
que no sólo persigo el lejano burlón.

Podría volver a nacer
e ignorar el significado de la palabra querer,
rechazando los latidos que suplican amor.

sábado, 16 de octubre de 2010

Faltar



Puedes parar el fuego?
¿Puedes levantarte para luchar con ella?
No puedes para el fuego.
No dirás las palabras.

Por favor,
Por favor, perdóname
Pero ya no estaré en casa más.
Quizás algún día alzarás la vista
Y apenas consciente no dirás a nadie

¿No falta algo?

No llorarás por mi ausencia, lo sé
Me olvidaste, ya hace mucho.
¿Soy así de poco importante?
¿Soy tan insignificante?

¿No falta algo?
¿No le falto a nadie?

Incluso aunque soy el sacrificio
No lo intentarás por mí, no ahora.
Aunque moriría, para saber que me amas,
Estoy totalmente sola.
¿No le falto a nadie?

¿Puedes parar el fuego?
¿Puedes levantarte para luchar con ella?
No puedes para el fuego.
No dirás las palabras.

Por favor,
Por favor, perdóname
Pero ya no estaré en casa más.
Se lo que te haces a ti mismo.
Respiro profundamente y digo a gritos
¿No falta algo?
¿No le falto a nadie?

Incluso aunque soy el sacrificio
No lo intentarás por mí, no ahora.
Aunque moriría, para saber que me amas,
Estoy totalmente sola.
¿No le falto a nadie?

Y si sangro,
Sangraré sabiendo que a ti no te importa.
Y si duermo
Solo para soñar contigo
Me despertaré sin ti allí.

¿No falta algo?
¿No le falto a nadie?

Incluso aunque soy el sacrificio
Tú no lo intentarás por mí, no ahora.
Aunque moriría, para saber que me amas,
Estoy totalmente sola.

¿No falta algo?
¿No le falto a nadie?


Escrita por Evanescence

Te necesito ahora



No siento el viento en mi frente, ni las horas en mi reloj.
Los minutos se enredan entre campos baldíos y no los puedo arrastrar hasta mi cosecha.
Pienso en aquello que pasó, una vez, en aquello que tuvimos, nuestros momentos furtivos.
Pero ahora no consigo alcanzar el futuro, se me escapa entre los dedos, como el agua de la vida.
Y sólo oigo ecos del pasado.
Quizás debí escoger otra botella y brindarla al deseo, pero ese caldo se me antojó generoso y con cuerpo.
Y el tiempo se ha enredado con mi nostalgia y nos lo consigo separar, fundidos como amantes noveles.
Y mi cabeza no para de pensar y darle vueltas.
La noche es tan puñetera y tan fría, viene y te atrapa cuando menos te lo esperas.
Y te envuelve con un manto de soledad, del cual no consigues escapar.
Y sólo sé que te necesito ahora.

jueves, 14 de octubre de 2010

¿Quedamos?


¿Quedamos a soñar esta noche en un universo mágico donde no exista el dolor?
¿Quedamos como amigos y nos repartimos las migajas de lo que fuimos?
¿Quedamos en que esto era así y que el amor se acabaría?

¿Quedamos?
¿Quedamos?
¿Quedamos?

O nos abandonamos a la perdición de un día sin sol y una noche estrellada.
O nos cobijamos bajo un ala rota y un saco de nada.
O nos escondemos del pasado que casi nos atrapa.
O esquivamos el verso que fluye por mi garganta.

¿Quedamos?

¿Quedamos en vernos de nuevo y escupirnos a la cara?
¿Quedamos en despellejar nuestros recuerdos y envolverlos con la almohada?
¿Quedamos en herir nuestras almas y dejarlas pisoteadas?

¿Quedamos?

O nos volvemos locos de atar y blandimos una espada.
O nos apuñalamos lentamente por la espalda.
O morimos el uno sin el otro, pero sin la paz hallada.

¿Quedamos?

miércoles, 13 de octubre de 2010

Sabes

Las lechuzas no han salido aun
Y quiero tocar el espíritu sensual

Sabes que te buscaré
Aunque me cueste una eternidad
Sabes que derramaré
Mil lagrimas en un mar sin sal

La luna acompaña mis pasos cautivos
En estas horas de lúgubre presidio

Sabes que te exploraré
Y recorreré tus rincones prohibidos
Sabes que te derretiré
Y te comeré de un solo mordisco

Huellas de lobo son mi eterna guía
En este bosque de realidad arpía

Sabes que te seguiré
En esta extraña y húmeda batida
Sabes que te amaré
Aunque la noche se vuelva fría.

jueves, 7 de octubre de 2010

La manera que miento




Recuerda los versos que te escribí
Las cosas que nunca me atreví a decir
Pues bien, todas queman mi mente ahora
Y tratan de escapar y duelen como un cuchillo
Las heridas sangran tan enfermizamente
Que no me atrevo a sonreír
No me atrevo a vivir
Ni a describir lo que siento
Porque seguro que me golpeará otra vez
Como un puñetazo en un estomago de plumas
Como una patada en una flor de espuma.
Huye, corre, escapa, es todo lo que alcanzo a oír
Pero mis piernas se aferraron a una tierra movediza
Se anclaron a una marea que me ahoga
Como un beso olvidado en tu boca
Y lo peor es que adoro como quema mi alma
Adoro verte en mi cabeza pasando de mi
Girando la mirada,
Y tus ojos siguen ardiendo dentro de mi podrido corazón
Y no puedo escapar
Enjaulado me envuelvo de tu olor y de tu esencia
y me encanta la manera
que penetra en mi nariz
Y llega hasta mi conciencia
La manera que golpea mi sentir
Todavía recuerdo la primera vez que entraste en mi vida
Si solo pude aguantar ese tiempo sufriendo
Junto a tu lado
¿Porque me siento tan triste cuando no tengo que estar
Ni un minuto en tu presencia?
Y no me ayudan ni la filosofía, ni la ciencia
Cuando no encuentro
Su tesón en los pasos del pasado
El sol ya no me quemará porque ya mi piel desapareció
Vendida, tendida, quebrada en un millar de pedazos
Sólo soy entonces una sombra huidiza
Que se evade
Ocultando la cabeza en un trozo de mierda
Y ya no puedo respirar más
Me resulto tan duro a penas estar
Que me pregunto porque me gusta la manera que miento.

domingo, 3 de octubre de 2010

Te odio


Te odio, por no dejar que te ame.
Maltrato mi ser un poco más.
Quiero alcanzar tan sólo una estrella
Pero lejana osa aposentarse.

Te odio, por no poder tocarte.
El puñal se desliza dentro de mí.
Quiero que la noche se torne bella
Pero huye de tu piel de nacre.

Te odio, por querer besarte.
Mi corazón pierde su compás.
Deseo conseguir sólo una mella.
Pero la roca permanece estable.

Te odio, por sólo imaginarme.
La lluvia me empapa al fin.
Suplico sólo rastrear tus huellas.
Pero el agua esfumó su clave.

Te odio, por tan solo mirarme
Mis ojos arden con un necio afán.
Mi anhelo se pierde con esta melopeya.
Y la bruma desvanece el chance.

sábado, 2 de octubre de 2010

Give up



Give up the faith
Because now it’s too late.

Maybe I should be dreaming
About flying far away
Maybe I should be keeping
One little shiny ray.

Give up hope
Because everything’s wrong.

Maybe I should be reaching
One little dream I hold
Maybe I should be feeling
Not only very old

Give up life
Because nothing’s fine

Maybe I should be finding
One little sharp knife
Maybe I should be fighting
Against that little deadline.


jueves, 30 de septiembre de 2010

Perdido en tus ojos

Estoy perdido en tos ojos
En tu fuego azul
En tu mirada carmesí.

Perdido, sin encontrar
Donde yace tu mar
Y donde muere tu bondad.

Estoy perdido en tus ojos
En tu lago de esperanza
En mi mar de dudas.

Perdido sin hallar
El momento a demostrar
Donde comience mi paz.

Estoy perdido en tus ojos
Perdiendo la salud
Y sin poder fingir.

Perdido en tu coral
En tu mar de cristal
En tu mundo sin llorar.

Estoy perdido en tus ojos
Sintiendo tu danza
Viendo tu aura.

Perdido, sin final
Sin guardián
Y sin libertad

Estoy perdido en tos ojos
En tu fuego azul
En tu mirada carmesí.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Buenas noches



Buenas noches, mi amor.
Esta noche romperé las ventanas de tus sueños.
Entraré a hurtadillas y robaré una flor.
La pondré junto a tu almohada y te daré un beso.

Buenas noches, mi princesa.
Esta noche viajaré al país de tus deseos.
Atravesaré y conquistaré la niebla espesa.
Y acariciaré tus momentos más tiernos.

Buenas noches, mi dulzura.
Esta noche abrigaré tus más bellos sentimientos.
Romperé los lazos que me atan a mi locura.
Y te llevaré a un mundo sin complejos.

Buenas noches, mi amor.
Esta noche robaremos un poquito más de nuestro tiempo.
Combatiremos las tinieblas esperando el alba sin pudor.
Y cuando el crepúsculo se alce, te legaré mi último beso.

viernes, 24 de septiembre de 2010

La guarida



Subía con pie firme, lento encanto acaramelado. Como una nube de sopor, su fuego lo inundó todo. Los espejos eran viles y temblaban ante su presencia. Y como un manto fugaz, tomó rumbo a sus aposentos. Dentro, él la esperaba. Piel firme, barba poblada. Sus bocas se buscaron entre un encuentro esperado, entre dos soles de encanto el abismo se salvó. Y con el nuevo influjo de ardor su pena lentamente decayó. Era el momento esperado, después de tantos meses ocultos tras un teclado. Después de una vida buscándose, se habían encontrado. Habían descubierto un nuevo amanecer, una nueva forma de compartir la carga. Y las rosas llegaron, y las risas, y los vítores y los momentos anhelados…

Mas después de todo, él no era un hombre corriente. Ansiaba liberar su espíritu y dejar de correr, un atisbo de algo que pudiera reconocer como libertad. Y no creyó verlo en ella. No creyó el júbilo. Se quedó meditando tras un manto de desdicha. Dentro de ella se creía cómodo y a salvo del mundo que le obligaba a ser un loco.

Y ella lloró la partida con lágrimas de poesía. Uno a uno, se fueron desgranando versos envueltos con trozos de su corazón, que lanzaba al aire en busca de un abrazo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Ahora que somos libres


Levantaos, hijos,
La ira ha desaparecido
El viento de la esperanza la barrió

Ahora que somos libres
Destruiremos la guerra
Construiremos un hogar
Muy lejos de la tierra

Cantad, hijos
La rabia se ha desvanecido
El anhelo reprimido la exhortó

Ahora que somos libres
Olvidaremos los problemas
Edificaremos junto al mar
Un mundo sin fronteras

Saltad, hijos
El odio huyó despavorido
La suave voz de la ilusión lo doblegó

Ahora que somos libres
Viviremos sin barreras
Avivaremos la nueva paz
Con el fuego de nuestra hoguera

Las estrellas y el sol


El deseo se esfuma veloz y contagiosamente, mientras la apatía se aposenta sin haber sido invitada. Los campos ya no resplandecen, los cetros ya han sido empeñados y la liviana ociosidad se vuelve codiciosa, como antes lo fue el querer.

Desde lo alto no puedo alcanzar las estrellas. Tintinean y alzan en blando movimiento una muesca burlona. Y yo sólo puede maldecirlas, por ser tan bellas, por estar tan lejos, porque al levantar mi mano parecen decir: “Acaríciame. Siente mi energía penetrar por la yema de tus dedos. Olvida los besos de antaño y quema el tiempo en nuestro brazos.”

Pero su lengua de serpiente se enrosca como la miel a mi boca, como mi líbido a una imagen mundana. Y me hace perder la razón, querer beber el placer, obtener algo que por derecho me fue negado.

Y la ensoñación se rompe con el alba certera. El sol borra los anhelos con su manto anaranjado. La luna es su impía aliada y se jacta de su victoria con una media sonrisa. ¿Qué te hice fiero sol? ¿Qué te hago para que apartes de mi lado todo lo que alguna vez fue soñado?

Quizás sólo sentí algo baldío, una esperanza que se retorcía por salir de su pútrida prisión, una ilusión que me anclaba a la vida. Mas ahora ya parece todo tan abandonado.

Con el sol fuerte y potente en el horizonte no encuentro fuerzas para injuriarlo, y lo contemplo aletargado. ¿Cómo creí que llegaría el momento en que el día desaparecería, ahogado simplemente por un sentimiento, y la noche dominaría mi tiempo?

Y ahora esos rayos, que me hicieron crecer, comienzan a quemar mi piel. La cubierta que me separa del mundo se desvanece y evapora con la cálida mañana del nuevo día, y me encuentro entumecido. Mis huesos ya no responden a la visión de un pasado andariego. Mis ojos solo ven párpados inflamados y el afán se encuentra ahora perdido, deambulando entre invocaciones de un período que jamás volverá.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Pensamientos cruzados



Es un día cálido de verano.
Sol fugaz.
Y las tormentas ya han amanecido.
Nubes huidizas
Tus ojos tristes ya emigraron a lugares baldíos.
Agua en gotas.
Las pisadas de antaño se revuelven en verde esperanza.
Sudor a mares.
Pájaros del veneno olvidado me traen un recuerdo.
Fuego ciego.
Cadente explosión de punzadas ardientes me envuelven.
Acero.
Y tu siempre te encuentras presente.
Bruma inalcanzable.
Como la dama de mi lago dulce.
Sabor a amor.
Como el absorto de mis noches.
Luna menguante.
Como la delicia sin degustar.
Boca de merengue.
Y el corazón siempre reclama su parte.
Sangre verde.
Mas no lo puedo esquivar.
Cama de mar.
Omnipresente, me aflige, me aprieta, me deja sin respirar.
Soga de terciopelo.
Giro y todo es espiral y singular.
Acuarela negra.
Tus besos se diluyen en un vaso de cristal.
Reflejo invisible.
Se mezclan con la sal.
Campos blancos.
La que me trajo tu mirar.
Iris azul.
Y grito por no poder tocarte una vez mas.
Campanilla rosa.
Porque mis labios ya no lo dirán.
Boca cosida.
Porque cuando el sol se encuentra sobre mi.
Reloj roto.
Noto que ya ha llegado el final.
Asiento vacío.
Como en un sueño del que no quiero despertar.
Noche ciega.
Como en una pesadilla sin final.
Caer hacia delante.
Trompetas suenan a mi alrededor.
Ángeles dorados.
Reclamando una justa contienda.
Caballero sin armadura.
Entre lo que me es negado y lo que merezco.
Plegaria al cielo.
¡Dame un minuto mas!
Egoísta iluso.
Un instante de solidaridad.
Mal de muchos.
Una mínima expresión de paz.
Ataúd final.
Antes de que todo acabe igual.
Silencio.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Baila conmigo



Baila conmigo
Quiero sentir tu piel
Quiero sentir tu abrigo
Quiero oler tu sien

Baila conmigo
Enreda tus sentimientos
Reduce el abismo
Equilibra mi contrapeso.

Baila conmigo
Prometo no pisarte los pies
No ser un virus invasivo
Ni dejarte de querer

Baila conmigo
La música nos llama
Mi corazón libera un bramido
La pista será nuestra cama

Baila conmigo
Llevame donde tu estés
¿No escuchas el alarido?
Estoy asido a tu vaivén.

Baila conmigo
Baila conmigo
Solo una noche más
Baila conmigo
Baila conmigo

lunes, 6 de septiembre de 2010

Ding, Dong


Ding, dong, la hora suena
Tu desnudas tu cuerpo
Y yo mi alma.

Ding, dong, el tiempo vuela
Cubierto de falsos sueños
Y esperanzas

Ding, dong, se acaba la cuerda
Se la lleva el viento
Y la falta de ganas

Ding, dong, ya pasó el cometa
Herido me quedo
Y con la daga.

domingo, 5 de septiembre de 2010

¿Que más da?



Todos los hombres tienes secretos y aquí está el mio
Así que conozcámoslo
Pues hemos pasado por el infierno y por mareas altas
Pienso que puedo contar contigo
Y ya empiezas a retroceder
Las palabras fuertes no se lanzan tan a la ligera
Pero aun saltaría en frente de una bala voladora por ti

Así que, ¿Qué más da?
Así que, ¿Qué más da?
Da igual
Pero ahora te has ido
Y debes parecer muy vieja esta noche

El diablo encontrará algo que hacer a manos ociosas
Robé y mentí y ¿por qué?
Porque tú me lo pediste
Pero ahora me haces sentir tan avergonzado
Porque solo tengo dos manos
Bueno, aún te tengo cariño, oh, oh,

Así que, ¿Qué más da?
Así que, ¿Qué más da?
Da igual
Pero ahora te has ido
Y tu prejuicio no te mantendrá caliente esta noche

Oh, el diablo encontrará algo que hacer a manos ociosas
Robé y después mentí y ¿por qué?
Porque tú me lo pediste
Pero ahora sabes la verdad sobre mi
Ya no me verás más
Bueno, aún te tengo cariño, oh, oh,

Pero no más disculpas
No más, no más disculpas
Oh, estoy tan cansado
Estoy tan harto
Y me siento muy enfermo hoy
Bueno, aún te tengo cariño, oh, oh,

Oh, mi sagrada
Oh

Escrita por The Smiths

sábado, 4 de septiembre de 2010

La variable



No podía pensar en otra cosa. Las formulaciones eran perfectamente limpias e incluso elegantes pero algo fallaba. Dentro de su cabeza, en un sueño profundo, lo había conseguido, pero ahora no podía volver a repetirlo.

Había un factor, una pequeña variable que no podía dominar. Parecía ser aleatoria, incluso caótica, diminuta y difícil de cazar. Si sólo pudiera volver a soñarla otra vez.

Todo cuadraba, la exacta combinación de fluidos, el ritmo apropiado, el nivel de adrenalina…
Pero algo se le escapaba, algo que consiguiera la pasión perfecta, la mezcla adecuada de sentimientos y al final, el orgasmo perfecto.

Los experimentos siguieron y se repitieron durante meses. Ellas eran todas guapas y atléticas. La primera inoculación en la base del pene era siempre la más dolorosa. Siempre conseguía calmarla con la delicada lengua de la chica. La segunda ya casi ni la notaba.

Los orgasmos eran intensos, pero jamás como en aquel sueño…Hasta que volvió a soñar.

Y entonces lo supo. Encontró la variable.

Era ella. Siempre fue ella. Maldita variable con forma y rostro de mujer, su único amor.

martes, 31 de agosto de 2010

Bruma


Bruma,
Tormento de mi aquelarre
No dejas que te alcance

Nubla
Mi cuerpo y mi instante
Sin siquiera mirarme.

Oigo el eco
La ley de tu voz
El canto olvidado
Tu suave son

Sólo tengo
Un medio sol
Un mundo rasgado
Sin tu tesón

Dámela
Regálame la pasión
Arrincona el veneno
De la soledad

Miéntela
Indícale mi dirección
Cumple mi anhelo
De libertad

lunes, 30 de agosto de 2010

Corazón traidor



Dominado por su deseo de venganza tomó el cuchillo en sus manos. Era grande y en su amplio y brillante filo vió reflejada la agonía de su cara.

Caminó bajo el frío y la lluvia. Atravesó la nieve y el viento. Cubrió el hueco entre la esperanza y la locura con una sonrisa en su cara.

Y al llegar a casa el hogar estaba encendido. Pero el fuego no le dio el calor que necesitaba. La vió junto a él mirándole asombrada.

Entonce el cuchillo surgió de las profundidades de su delirio y blandiendo reproches y ocultos sentimientos se atrevió a otorgarle el calificativo de adúltera.

Ella no lo negó. Sus ojos llorosos y su cabeza gacha hablaron por ellas, mas el terror y el pánico ahora la dominaban.

Con un certero gesto acabó aquel sufrimiento. Con una simple punzada el dolor terminó, pues el cuchillo encontró el camino hasta su corazón, con la guía de sus manos.

Su corazón que tanto había sufrido paró de latir. La sangre pintó la escena. Y los ojos de ella nunca volvieron a secarse.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Noche oscura




La noche oscura me envuelve y me agarra, me ase, me estimula, me patea, me canta romances olvidados, me hace llorar, reír, gemir y de nuevo olvidar, para poder empezar a caminar, a seguir el paso, a engordar, a odiar, a sentir mi propio peso, a oler el aroma de tiempos, a soñar a caerme por el suelo, a tropezar y a levantarme, a pegar patadas al aire, a gritar de impotencia, a correr hasta el horizonte, a aprender a volar con un ala rota, a reconocer lo que me envuelve, a apreciar lo diminuto, a menospreciar lo necio, a aporrear teclas, a oir música alta, a notar el corazón pequeño, a susurrar a orejas vacías, a ponerme la piel de gallina, a besar ,a acariciar con manos de terciopelo, a mirar apasionadamente, a faltarte el aire, a enamorarse, a…vivir.

Hay una luz que nunca se apaga




Llévame fuera, esta noche
Donde haya música y haya gente
Y sean jóvenes y estén vivos
Conduciendo en tu coche
Nunca nunca quiero ir a casa
Porque ya no tengo ninguna.

Llévame fuera, esta noche
Porque quiero ver gente
Y quiero ver vida
Conduciendo en tu coche
Oh, por favor, no me arrojes a casa
Porque no es mi casa, es su casa
Y ya no soy bienvenido

Y si un autobús de dos pisos
Se estrellara contra nosotros
Morir a tu lado
Es una forma tan celestial de morir
Y si un camión de diez toneladas
Nos matara a ambos
Morir a tu lado
Bueno, el placer, el privilegio es mío.

Llévame fuera, esta noche
Llévame a cualquier sitio
No me importa, no me importa
No me importa
Y en el paso oscurecido pensé
Oh, Dios, mi oportunidad ha venido al fin.
(pero entonces un extraño miedo me asió
Y no pude preguntar)

Llévame fuera, esta noche
Oh, llévame a cualquier sitio
No me importa, no me importa
No me importa
Conduciendo en tu coche
Nunca nunca quiero ir a casa
Porque ya no tengo ninguna.
No tengo ninguna

Y si un autobús de dos pisos
Se estrellara contra nosotros
Morir a tu lado
Es una forma tan celestial de morir
Y si un camión de diez toneladas
Nos matara a ambos
Morir a tu lado
Bueno, el placer, el privilegio es mío

Oh, Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga
Hay una luz y nunca se apaga

Escrita por The Smiths

martes, 24 de agosto de 2010

Caza baldía



Rasco las huellas del desanimo inmerso en una madeja de versos y oculto mi cara al fiero sol que me desgarra por dentro.

Y por la noche todo es soledad. Y por el día mi sueño vence al hambre de explorar nuevos mundos y huir de mis pies que me atan al presente.

Todo lo que veo es pesadez. Mis manos a penas se mueven por el teclado y deshilachan ideas atormentadas de un cerebro enfermo, que gimen en silencio por no poder decir como se sienten, por no poder poner en la garganta deseos que atenazan un corazón ambiguo.

Si todo el amor que me rodeara fuese suficiente para escapar de este sufrimiento….Si los besos y caricias que perdí se encontraran, aunque fuera en otro cuerpo…

¿Y si deambulo por los callejones de mi mente atroz, oliendo ese nauseabundo olor a algo que ni yo mismo puedo explicar?

El reloj ya ha marcado su hora final. La rueda sigue moviéndose y yo con ella. Pero no se a donde va mas es muy tarde para bajar, es muy tarde para comprender que el camino tomado quizás no fue el más adecuado. Que tal vez la dicha no me sea presa y que mi caza termine siendo baldía.

lunes, 23 de agosto de 2010

El simulacro (cuarta parte)



El día del entierro el sol resplandecía por donde la vista pudiera abarcar, y a pesar de ello, fue un día triste. Tal y como dejó escrito es su ultima voluntad fue enterrado bajo un gran roble que dominaba una colina, muy cerca de la mansión familiar, y donde el señor pasó la mayoría del tiempo desde que su esposa falleció. De hecho, ella se encontraba presente, en la tumba de al lado.

La doncella lloraba desconsoladamente, aunque ella no podía apartar de su mente la imagen del gran pene del señor entre sus pechos, cada vez que la volvía a mirar. El ama de llaves se encontraba compungida y cabizbaja. Había sido toda una vida al servicio de los señores y ahora el final de una etapa la sacudía como el viento del otoño a aquel árbol.

Y el resto del grupo se cerraba con el párroco del pueblo y la nueva inquilina de la casa, cuyo periplo por la misma había sido corto pero intenso. En realidad ella no se encontraba triste. Sentía pena y lástima por el señor, al que a penas había llegado a conocer, pero algo que ya sabía desde el la primera vez que habló con él.

El oficio también fue corto. Los presentes despidieron al párroco y volvieron paseando al interior de la mansión.

-Lo siento mucho. Ha ocurrido todo tan de repente. Esperaba que este momento se postergara lo máximo posible- le dijo ella a la doncella, bajando la colina.

El alma de llaves las había adelantado y les había permitido tener una conversación más privada.

-Si, desde luego- dijo entre sollozos la doncella- Ojalá pudiéramos haber disfrutado de él unos meses más. ¿Qué vas a hacer a ahora?

-Pues no sé. Creo que tomaré el pago de mis servicios e iniciaré una nueva vida lejos de esto, lejos de todo…lo que fui. Quiero cambiar. Hacer cosas distintas y no tener que preocuparme durante una temporada de cómo ganarme la vida.

La expresión de la doncella cambió y la miró asombrada. Sus lágrimas pararon y en su boca se formó una contestación.

-¡Vamos, apresúrate! Tenemos muchas cosas que hacer- gritó el ama de llaves desde delante.

La doncella se quedó con las palabras asomando por la comisura de sus labios y solo se aventuró a decir con voz baja

-Luego hablaremos.

Y aligeró el paso para alcanzar al alma de llaves.

Para cuando llegó a la entrada de la casa comprobó que el conductor estaba entrando en el aparcamiento con la extraña caravana. Al pasar a su lado le sonrió pícaramente. A ella le causó vergüenza y bajó la cabeza, aunque notó un pulso en su sexo.

La comida fue incómoda, taciturna, fría e insípida. Los ojos del ama de llaves se clavaron en los de ella la mayoría del tiempo; hasta que llegó el momento del postre.

- Creo que debería considerar que su presencia en esta casa ya no es necesaria- dijo el ama de llaves cortantemente.

- Tiene usted razón. En cuanto reciba mis honorarios emprenderé mi marcha- respondió ácidamente ella.
La doncella paró de comer y se quedó expectante.

- No sé de que honorarios está usted hablando. En lo que a mí concierne usted solo era una invitada del señor.

Por un momento la ira se apoderó de ella, pero la contuvo en el vestíbulo de las buenas formas.

- El señor y yo teníamos un acuerdo, al cual yo atendí, como pactamos, por el cual se me abonaría una suma, digamos, considerable y únicamente cuando se me haya abonado abandonaré esta casa.

- Mira, putita de altos vuelos, si no te vas esta misma noche llamaré a la policía- respondió gritando el ama de llaves, después de ponerse en pié.

-¡Vieja bruja! ¡Seguro que estás rabiosa por que a ti no quería follarte!- dijo ella intentando liberar su impotencia.

Tras lo cual se marchó a su habitación y comenzó a llorar y a compadecerse por su fortuna. Al poco tiempo la doncella acudió para su consuelo. Se enjugó las lágrimas, acalló su resuello y la recibió como una hermana. A pesar del momento la imagen del pene del señor entre esos pechos le volvió a la mente.

-Perdona, pero antes de que digas nada hay algo que tengo…necesito contarte- dijo la doncella.

-En realidad el ama de llaves no es que no quiera pagarte, es que no puede. He de confesarte que el señor estaba casi en la ruina. Había ido dilapidando su fortuna con los años y lo único que queda es un pequeño remanente para los gastos corrientes de la casa.

Ella se quedó sin habla. No comprendía que había sido engañada y tampoco sabía la profundidad de dicho engaño…hasta el momento. La doncella continuó la historia.

- Todo empezó con la primera. Sí, no te sorprendas. Hubo otras antes que tú. Al principio el señor sólo quería despedirse de este mundo con una sonrisa en la boca, pero se le ocurrió la idea del simulacro. Y entonces todo cambió. Se excitó de tal manera que consiguió canjear la fidelidad a su esposa por la pasión más mundana. Así fue como poseyó a la primera…

- No me lo puedo creer. Soy una ingenua.

- Después hubo muchas otras. Primero las engañaba con la excusa que utilizó para engañarte, luego las poseía y luego las despedía alegando que no habían sido de su agrado.

-Soy una tonta, una puta tonta- sollozó- ¿Y tu cómo sabes todo esto?

La doncella se enrojeció un instante.

- Al principio me limitaba a espiar, pero una vez que el señor me sorprendió, me tomo para sus juegos sexuales. Sí, fui su testigo ejemplar, y participé muchas veces en numerosos simulacros.

- Me habéis utilizado. El señor ya está muerto, pero ojala te murieras tú ahora mismo- gritó ella y rompió a llorar.

Y la doncella se quedó cabizbaja. Y la culpa se apoderó de ella, como el deseo lo había hecho anteriormente. Y la pena que la afligía llenó la estancia.

viernes, 20 de agosto de 2010

El simulacro (tercera parte)


Ella tomó su pene en la mano y comenzó a frotarlo de arriba abajo, primero lentamente y luego fue tomando mayor ritmo. Rápidamente su miembro se puso erecto y el conductor comenzó a gemir con cada caricia.

La doncella bajó instintivamente su mano desde su boca hasta su pecho y lo acaricié sutilmente. El señor no perdía detalle de cuanto estaba aconteciendo y notó que su miembro tomaba la misma rigidez que la de su empleado.

Cuando puso los labios sobre el pene del conductor, un pequeño jadeo huyó por su boca, y aprovechó para mirar a sus espectadores, lo que hizo que, extrañamente, se excitara aún más. No parecía que fueran simples testigos, parecía que se envolvían del ardor que emanaba de sus cuerpos y se mezclaba enrarecidamente con el aire de la estancia.

El señor comenzó a tocarse el miembro por encima del pantalón de manera lasciva y procurando que ella se diera cuenta. La doncella, que permanecía alejada de los devaneos del señor, se tocaba los pechos cada vez con más violencia, hasta que uno de ellos saltó de su escote, dejándolo a la vista de los amantes.

Ella engullía el miembro del guapo empleado con una maestría propia de profesionales, mientras miraba directamente a los ojos del señor. Los jadeos del conductor iban en aumento y se empezaron a juntar con los de la doncella, incapaz de contenerlos, a la vez que pellizcaba sus pezones.

El conductor aprovechó la postura en que se encontraban para tocar su humedecido sexo. Ella no pudo ocultar un gemido, con su boca envolviendo su pene.

Cuando el conductor lamió el dedo que había introducido en sus sexo, el señor desbrochó sus pantalones y empezó a masturbarse sin disimulo. Ella y la doncella se dieron cuenta al mismo tiempo del descomunal tamaño del pene del señor. Ella pensó que no le extrañaba que se hubiera pasando toda la vida haciendo el amor con su mujer, y que se podría haber considerado afortunada por poder disfrutar de aquel miembro.

La mera visión del pene del señor hizo que se excitara todavía más, y queriendo huir de la visión y al mismo tiempo dar suelta a su excitación, se dio la vuelta y se puso a horcajadas encima del conductor. Éste pareció disfrutar del nuevo placer, y mientras ella parecía cabalgarle salvajemente, el guapo y fortuito amante masajeaba sus pechos con devoción.

La doncella ya no perdía detalle del movimiento de la mano del señor sobre su pene y sin apenas pensar en lo que hacía se arrodilló junto a él y dispuso sus pechos junto a aquel gigantesco pene.

El señor se sentía más excitado que nunca. Dejó de tocar su miembro y lo introdujo entre los pechos de la doncella que gimió casi tanto como si lo hubiera introducido en su ya húmedo sexo.

Ahora los jadeos de todos se mezclaban en aquel coro de placer. Aquel simulacro se había transformado en algo que nadie esperaba, o tal vez, en lo más profundo de sus ocultos deseos, sí.

Ella cabalgaba sobe el miembro de su amante casi con locura. El retenía su eyaculación en el fondo de sus testículos. La doncella imponía su propio ritmo a sus pechos, mientras su cara se desencajaba por el morbo y la lascivia. El señor gemía y se retorcía en su butacón frente al placer que estaba recibiendo.

De repente notó que ya no podía más y dando rienda suelta sus emociones se dejó caer sobre su amante mientras que aquel maravilloso orgasmo la dominaba por completo. El conductor tomó sus nalgas y las abrió bien con sus manos para proceder a continuación a volver a taladrarla con su pene.

El señor no paraba de gemir frente al espectáculo que estaba presenciando, frente al batido de pechos sobre su pene, frente a la apertura al deseo de aquel sexo.

El conductor no pudo retenerlo más y un río de semen inundó las entrañas de aquella muchacha, contratada para una ultima voluntad y apresada por su propio deseo. Uno, tras otros los espasmos del aguerrido joven la inundaron con el fluido de la vida, y se sintió satisfecha y feliz de haber aceptado aquel simulacro.

Los ojos del señor parecieron tornarse amarillos. Sus venas engrosaron en su cara y su tono de piel se convirtió en un morado pálido. La doncella se dio cuenta enseguida que el momento había llegado y levantándose casi de un salto se acercó a la cama.

-¡Rápido, es el momento! El señor se está muriendo.

-¿Qué, ahora?- preguntó ella.

Pero una leve mirada al butacón le hizo darse cuenta de que hablaba en serio. Así que sea alzó de la cama y, con el semen del conductor saliéndose de su interior y resbalando por su entrepierna, se sentó encima del señor y de un solo golpe aquel monstruoso falo inundó su sexo.

Parecía todavía más duro que lo había visto y casi le dolía. Pero utilizando el semen que todavía se hallaba en su entrepierna como lubricante pudo empezar un vaivén, suave al principio, que fue acelerando hasta límites insospechados.

El señor, entonces, volvió otra vez a gemir y a jadear. Sus manos, moradas y con las venas a punto de estallar, tocaron sus pechos y estrujaron sus pezones. Ella volvió a sentir que otro orgasmo empezaba a surgir y que pronto encontraría el camino hacia la superficie.

La doncella aprovechó que el conductor seguía excitado por lo que estaba contemplando y su pene se erguía todavía orgulloso, para deshacerse de sus bragas y sentarse sobre su falo, para cabalgarlo como ella lo había cabalgado antes.

Pasaron solamente unos pocos segundos hasta que ella notó como volvía a ser inundada de semen, esta vez del señor, y hasta que ella misma alcanzaba su segundo orgasmo, y hasta que el conductor volvió a eyacular, y hasta que la doncella, por fin, pudo lograr su ansiado placer.


Y una vez que la tormenta había pasado, que todos se encontraban exhaustos, ella levantó la cara del pecho del señor, donde se había dejado caer, y comprobó que éste ya no se encontraba en este mundo. Había fallecido con una sonrisa en su boca, quizás recordando a su amada mujer. Ahora, tal vez, podrían encontrarse nuevamente para seguir amándose por toda la eternidad.

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Cuan pronto es ahora?



Soy el hijo y el heredero
De una timidez que es
Criminalmente vulgar
Soy el hijo y el heredero
De nada en particular

Tu, calla la boca,
¿Como puedes decir
Que hago las cosas mal?
Soy humano y necesito ser amado
Simplemente como todos los demás.

Soy el hijo y el heredero
De una timidez que es
Criminalmente vulgar
Soy el hijo y el heredero
De nada en particular

Tu, calla la boca,
¿Como puedes decir
Que hago las cosas mal?
Soy humano y necesito ser amado
Simplemente como todos los demás

Hay un club, si te gustase ir
Podrías encontrar a alguien
Que realmente te amara
Así que vas y te quedas solo
Y te vas solo y vas a casa
Y lloras y quieres morir

Cuando dices va a pasar “ahora”
Bueno, cuando quieres decir exactamente?
Mira, ya he esperado demasiado tiempo
Y toda mi esperanza se ha ido.

Tu, calla la boca,
¿Como puedes decir
Que hago las cosas mal?
Soy humano y necesito ser amado
Simplemente como todos los demás

Escrita por The Smiths

lunes, 16 de agosto de 2010

El simulacro (segunda parte)



Un escueto anuncio en el periódico fue su primer contacto. “Hombre enfermo necesita mujer joven para último deseo.” Lo que le llamó la atención del anuncio fue su decoración, casi decimonónica. Una filigrana remataba el texto, y lo diferenciaba del resto de la sección de contactos.

En la entrevista comprobó que era un hombre distinguido.

-Perdón, señorita, pero creo que la pondré en antecedentes. Espero que no se ofenda por las palabras que le voy a decir, pero no son nada más que la realidad de una vida, dedicada por completo a una persona y al amor. Mi mujer falleció hace relativamente poco tiempo. Como podrá apreciar en este retrato era una persona realmente atractiva, incluso hasta sus últimos momentos. Yo estaba profundamente enamorado de ella. Podría decir que desde el mismo momento en que la ví. Cuando nos casamos era otra época y las formas había que respetarlas por encima de todo. Pero notamos una fuerte pasión entre los dos. Pronto descubrimos que no solamente era amor. Nuestros cuerpos se incitaban con cada leve roce y fuimos descubriendo el sexo como algo natural. ¡Que recuerdos acuden a mi mente! Cada día era un nuevo descubrimiento, un nuevo amanecer a los placeres de la carne. Hacer el amor se convirtió en el motor de nuestras vidas, hasta el punto que siempre que podíamos lo hacíamos. Sus caricias en mi piel….- su narración paró y retuvo un nudo en la garganta y contuvo una furtiva lágrima- Bueno, no me gustaría ser cansino. En definitiva amé a mi mujer en cuerpo y alma cada día que estuvimos juntos. Lamentablemente fue arrebatada de mis brazos por una extraña enfermedad, de la cual no se conoce cura, y aunque no presenta síntomas evidentes sus efectos son fulminantes. Su extraño final llega hasta el punto de encontrarse bien y en pocos minutos perecer.

-¡Que pena! Su historia parece tan bonita.

-Y lo es, de hecho. Pero no la he traído aquí para contarle su historia, si no para contarle la mía. Como quiera que el destino y la fatalidad se unieron bajo las paredes de esta casa, y la muerte encontró un atajo hasta mí, pues, aunque esta extraña enfermedad no es absoluto contagiosa, me encontré padeciéndola yo mismo. Quizás estábamos predestinados a encontrarnos y vivir y morir juntos.

- Oh, lamento oír eso.

- Aprecio sus condolencias, pero mi mente ya ha aprendido a aceptar lo inevitable. Es más, estoy preparado. Los médicos me han confirmado que ya he superado mis expectativas de vida, y que, al igual que mi mujer, la parca vendrá a por mí en cualquier momento.

- ¡Cuánto lo siento! Entonces… ¿qué último deseo tiene?

-Bien, me alegra que lleguemos a este punto, pues es el verdadero objeto de esta pequeña reunión. Como en vida siempre disfruté del sexo en cada día que pasé con mi esposa, quería despedirme de este mundo con un último momento de placer, con una última comunión con el universo. Un paso de lo terreno a lo divino imaginándome que estoy con mi esposa una última vez.

-Pero, oiga, ¿que se ha creído que soy?- preguntó indignada.

- Lamento que se lo tome como lo que no es y que no haya ido al grano con anterioridad. Nunca le fui infiel a mi mujer, jamás. El amor que nos profesábamos era tan grande que no nos hizo falta buscarlo en otros lugares. ¿Cree usted que sólo busco el placer de un momento? Si quisiera eso podría buscar cualquier prostituta, que me costaría sensiblemente menos. Y vuelvo a disculparme si cree que la estoy comparando con una. Busco una persona con la que compartir un último momento, como los momentos que compartí con mi mujer. Y en el instante que miré su fotografía sentí algo que me hizo creer que con usted podría obtenerlo. Lamento si he malgastado su tiempo, pero creo que usted dispone más ahora del que yo dispongo. El ama de llaves la acompañará a la puerta.

- Perdón por mi actitud, pero es una proposición sumamente extraña. Reconozco que en estos momentos mi situación económica está pasando por un bache y que el dinero me vendría muy bien…

-Piénseselo, por favor. Y hará feliz a este pobre viejo. Pero no tarde mucho, ya sabe que mi tiempo se acaba. Los últimos granos de arena de mi reloj se escabullen con cada instante que perdemos hablando.

-Está bien. Creo que aceptaré su proposición.- contestó tras unos segundos pensándolo.

-Ah, perfecto. Muchas gracias. Ahora le informaré de los pormenores de nuestro pequeño acuerdo….

sábado, 14 de agosto de 2010

El simulacro (primera parte)


- ¿Está segura que ha entendido las condiciones de nuestro acuerdo?- preguntó ansioso.

- Sí, por supuesto.

-Pues entonces a partir de mañana puede usted mudarse. Su habitación ya está preparada. La doncella y el ama de llaves le proporcionaran cuanto necesite. La espero a primera hora. Ya sabe que cada segundo es importante.- le comentó con semblante serio

-No hace falta esperar hasta mañana. Tengo la maleta en el coche. No es muy grande. No suelo viajar con mucho equipaje…- y en su voz se notó una mezcla de nostalgia y angustia.

La habitación no era gran cosa, pero era lo mejor que había podido conseguir en meses. Un techo seco y un plato de comida caliente era todo lo que necesitaba.

El ama de llaves la miró despectivamente, mientras le indicaba las normas de la casa. Parecía mentira que aún permanecieran casi intactos edificios como aquel. Debía ser por lo inhóspito del paisaje, o tal vez, por el cuidado del señor del lugar, auténtico artífice del aquel milagro.

-¿Eres tu la que…?- una voz joven irrumpió en la habitación sin avisar.

La doncella la miraba asombrada, conteniendo una tímida sonrisa en sus labios.

-Sí- dijo bruscamente.

No sentía vergüenza por lo que iba a hacer, pero no estaba dispuesta a que nadie la juzgara por ello.

La noche fue fría, como el lugar. La cena caliente no llegó a calentar su espíritu como esperaba, pero aguardó al alba para poder respirar de nuevo.

Aquel primer día no fue especialmente duro. Acompañó al señor a su rutinario paseo matinal después de desayunar. Después fueron al pueblo.

El protocolo impuesto por su acuerdo les obligaba a ir en aquel extraño vehículo, más cercano a una caravana que a un coche de lujo. Pensó que el conductor era guapo, y que, en otras circunstancias, podría haber jugado a la rueda del amor. Quizás en otro momento, quizás después de…

- Señorita, ¿puede venir a mi habitación?- fue el escueto ruego que recibió esa misma noche.

Era una habitación muy grande y, al mismo tiempo, transmitía una tristeza sobrecogedora. El retrato de su difunta mujer, en el centro de la estancia, dominaba todo el lugar.

-Discúlpeme si la incomodo, pero me ha surgido una duda que, creo, debemos aclarar cuanto antes.

-Usted dirá.

-Se me plantea la cuestión de si, llegado el caso, será capaz de actuar rápidamente. Piense que puede ser cuestión de segundos.

Tras unos segundos en que se debatió entre la cordura de su permanencia o la locura de una salida fuera de tono, venció lo segundo.

-¿Está usted dudando de mi….profesionalidad?- preguntó encolerizada.

- No, por favor. No se lo tome a mal, pero creo que en este caso está justificado. Es más, estaba pensando que podíamos hacer una prueba del protocolo. No está de más estar preparados y considere que un simulacro siempre se realiza en casos de emergencia.

No podía creer lo que estaba escuchando. Pensó que claramente se estaba extralimitando y que aquello no estaba incluido en el trato, pero rápidamente ideó una forma de sacar provecho de la situación antes de enfurecerse.

-Considero adecuado la realización de un simulacro, pero, dado su estado de salud, creo que sería más conveniente su realización por una persona que pudiera dar fe de mi actitudes de una manera más… imparcial- dijo socarronamente.

El señor se quedó petrificado y ocultó una indignación creciente en su rostro. Sacó una pastilla de un bolsillo de su bata y la engulló, ayudado por un vaso de agua que había en una mesita cercana. Ella sonrió ligeramente al pensar que había devuelto el golpe.

-¿Y había pensado en alguien para tal menester?

Aquella no era la reacción que estaba esperando, pero de repente la imagen del guapo conductor acudió a su mente.

-Sí. Me parece que el chauffeur es el único hombre de la casa, a parte de usted, y dado, su evidente buena condición física podría cumplir adecuadamente ese cometido.

-¡Que desfachatez! ¡Con el chauffeur!- el señor no pudo contener más su ira, pero rápidamente se calmó.

-Está bien- continuó hablando- pero para cerciorarme me gustaría estar presente en el simulacro.- y concluyó con una sonrisa en su boca.

- Me parece justo. Pero creo que también debería acudir otro testigo para asegurarse que el procedimiento es totalmente imparcial. ¿Quizás la doncella?

El señor se quedó refunfuñando entre dientes, pero el trato estaba zanjado y pactado para la noche siguiente.


La noche se abrió camino lentamente y, a pesar de que el día se planteó lleno de actos, el simulacro rondaba su cabeza cansinamente. ¿Cómo podría haber aceptado semejante trato?

A la hora pactada el señor aguardaba en su habitación, sentado en un butacón frente a la cama. La doncella, nerviosa, se apoyaba en la butaca y trataba, inútilmente, de no comerse las uñas.

-Buenas noches- saludó el señor- El chauffeur acudirá enseguida. Puede ir usted preparándose.

Nunca pensó que estaría a punto de hacer eso. Se deshizo de su falda y de su blusa y las colocó en una silla junto a la butaca del señor. Éste pareció sorprendido, y a la vez, agradado por la visión de su juventud.

Terminó desabrochándose el sujetador y lanzándolo a la silla. Sus grandes pechos saltaron enseguida, agradecidos por su liberación.

El señor se quedó con la boca abierta admirando, una vez más, su cuerpo. La doncella dejó de comerse las uñas y a pasar sutilmente la lengua por la yema de sus dedos.

Finalmente se deshizo de las bragas y se tumbó en la cama. Su sexo, desnudo y depilado, apareció ante la ojos de los presentes. Curiosamente no se encontraba inquieta, si no, que empezaba a notar una extraña excitación, creciente, en su entrepierna.

Sin que nadie se percatarse de su entrada, el conductor saludó. Dejó la gorra encima de la silla, justo encima de sus bragas. Lentamente se desabrochó la camisa y dejó a la vista su espléndido torso. Sus músculos se le notaban bien marcados. Su pecho, depilado, incitó directamente el deseo en el sexo de ella, que se mojó de inmediato.

La doncella comenzó intuitivamente a introducir un dedo en su boca y a lamerlo como si fuera un pene. El señor comenzó a ponerse rígido en su butaca. Una tímida gota de sudor se atrevió a resbalar por su frente.

El conductor acabó de desnudarse dejando a la vista un pene de tamaño considerable, y se tumbó junto a ella en la cama. En aquel momento recordó por qué se encontraba allí.

martes, 10 de agosto de 2010

Soledad


Soledad, te reflejas en mis noches.
Altiva y omnipresente te nutres
De mi alma cautiva.

Soledad, presente en mil lunas
Atraes devaneos a mi cantina
Y robas mis soles.

Soledad, no te brindo loes
Ni quiero tus cruces
Ni tus palabras asesinas.

Soledad, dame tu cura
Y no te muestres felina
Que detesto tus dones.

lunes, 9 de agosto de 2010

Corazon torturador

Docenas de cadenas la envolvieron, a cada cual más fiera. Su cuerpo se estremecía. Su piel sangraba y en su prisión sólo sus gritos se oían.

Cada noche su carcelero entraba a contemplarla. Cubría su rostro tras una capucha y se dedicaba a alimentarla directamente de sus manos. Al finalizar le acariciaba la espalda y se marchaba, como entraba, sigilosamente.

Creyó que la felicidad era sólo un recuerdo de otra vida. Olvido incluso su nombre. Sólo las llagas le hacían resucitar el ansía por seguir viviendo.

A doce pasos de su eterna prisión la esperaba. Siempre presente y nunca visible, aguardando el momento en que ya no sintiera, en el que el dolor se esfumara. Pero ese instante se escabullía todas las noches cuando volvía a oírla, cuando volvía a verla.

¿Cómo podía su alma encerrar tanta ira? ¿Cómo si quiera podía llamarse humano después de lo que estaba haciendo?

Su peso y su voluntad fueron menguando y su cuerpo, antes deseable, se convirtió en un amasijo de piel y hueso, incapaces de evocar ningún deseo. Su voz casi fue desapareciendo. Su pelo se convirtió en una rala presencia. Sus manos, antes blancas y suaves, se llenaron de pupas moradas. Su cuerpo en sí, iba preparando el camino hacia su último momento.

Y entonces ya no sintió dolor. Y entonces, por fin, se apiadó de ella. Ya no le importó que le hubiera sido infiel. Ya no le importó que se hubiera reído de él. Ya no le importó que le hubiera convertido en un monstruo.

Cuando el alba llegó, la despojó de sus vínculos con el sufrimiento. La tomó en sus brazos y le mostró su rostro. Una mueca de sorpresa y de horror recorrió su cara un instante fugaz. Ya era demasiado tarde, su alma había emprendido el último viaje.

Y de sus ojos lágrimas brotaron. Y bañaron la cara de, en tiempos, su amada, y ahora torturada. La pena y la clemencia llegaron a destiempo, y ahora sólo le quedaba la autocompasión. Pero no lo soportó y decidió darse el castigo que necesitaba.

Cuando el sol ya estaba totalmente en el horizonte, su cuerpo yacía yermo sobre el de su amada. Un corazón torturado y torturador que impuso su cruel ley es todo lo que fue. Y los días se repitieron y los años pasaron mas nadie nunca llegó a entender el porqué de sus acciones.

viernes, 6 de agosto de 2010

Tus deseos, mis órdenes


“Dame tu vida”

“Mi vida, mi alma, mi ser, mi esencia… son todas tuyas. Mézclalas contigo.”

“Oblígame a quererte”

“Te doy la libertad de amarme, de tomarme a tu antojo, de saciarte de amor.”

“Gime en mi oído.”

“Mis sentidos se embotarán de tu deseo.”

“Apártame del mundo.”

“Te tiendo mi mano y te comparto con la tierra.”

“Hazme feliz.”

“Haré que te quieras a ti misma.”

miércoles, 4 de agosto de 2010

La evocación


La luna despierta sutilmente mi son
Acaramelada y complaciente
E impongo a mi ser tal condición.
El claro de nostalgia se disipó,
Permanece aún ausente
Solo un rayo yergue su tesón
Y lo evito y esquivo con sutilidad.

La calle me vuelve a invitar a aullar.
Sus rincones reclaman una última exacción.
El deseo resbala por mi mente.
Aun queda tiempo para la pasión.
La encuentro debajo del dolor,
Y tu recuerdo me la devuelve.
Envuelta intacta entre algodón.

La música vuelca mi devoción.
Aunque parezca un accidente
Sigo notando latir a mi corazón.
Nadie al final me lo robó.
No parece nada coherente
Pensar en algo llamado amor
Y por la lujuria dejarse llevar.

Mas entre la marea te veo una vez más.
Arañando rayos dorados al sol.
Meciendo tu ser sutilmente
Gritando sin voz
Que aún podemos ser dos
Que las brasas siguen ardientes
Y que nuestro reloj todavía no se paró.

Por mi alma



Siempre supe que es mejor
Cosechar bien el dolor
Que sembrar el optimismo.

Y si alguna vez me sonrió
Creo que fue con razón
Simplemente un espejismo.

Conmigo nada es fácil
Y todo lo que sé
Es que no sé por qué

Mis ojos se han cansado ya
De tanto llorar
Mi boca se ha secado ya
De tanto gritar

Porque no encuentro forma alguna
De explicar
Que es lo que pasa
Por mi alma.

Busco la sal en un mar congelado.
Ansío lamer las heridas del pasado.
Desenfundo un nuevo día.
Y lo clavo contra mi apatía.
Retuerzo el tajo casi desangrado.
Extrayendo trozos de mi alma intactos.
Los guardo en mi punto de mira
Y los disparo sin puntería.

Siempre supe que es mejor
Acallar el corazón
Que iniciar un cataclismo.

Y si alguna vez se me ocurrió
Creo que fue solo un error
Disfrazado de cinismo

viernes, 30 de julio de 2010

Nunca fuimos ángeles


Nunca fuimos ángeles, ni demonios
Ni dragones de faz pintada
Ni mariquitas de uñas afiladas
Ni gargantas profundas de secretos confesables
Ni apartados mirones de horas interminables

Nunca fuimos ángeles, ni demonios
Ni la paz dubitativa de la esperanza
Ni la insomne melodía desarraigada
Ni el cobijo de los males de otros
Ni la cansina voz del arrojo.

Nunca fuimos ángeles, ni demonios
Ni la furia del miedo solitario
Ni el ansia de la juventud temeraria
Ni pancartas de vivos colores
Ni la más hermosa de las flores.

Nunca fuimos ángeles, ni demonios
Ni el final del camino de nadie
Ni el comienzo de la desdicha de alguien
Ni la burlesca pose de un felino
Ni la postrera mueca del destino.