domingo, 16 de enero de 2011

Lo que siempre se escapa





Era la historia del alba
un rayo eterno de plata,
una brisa suave y blanca,
que despertaba a la mañana.

Eran las horas más soñadas,
un tiempo que no terminaba,
un momento que deslizaba
por las sedientas gargantas.

Era la ansiada etapa
donde los besos se juntaban
en medio de tu piel dorada,
con el sabor de la mar brava.

Pero entonces vino la nada,
aquella que nunca hablaba,
aquella que siempre se calla,
y oculta penas amargas.

Y entonces todo se aclara,
como un fuego en la mañana,
como un ansia esfumada,
cuando el olvido amenaza.

Aquella historia se acaba
con rosas en tu almohada,
con besos negros en el alma,
con espinas ensangrentadas.

Aquella historia se zanja,
firmando con sangre cansada,
llorando lágrimas gastadas,
fingiendo ser una extraña.

En la noche giro la mirada,
buscando estrellas novatas,
tendiendo puentes de plata
a lo que siempre se escapa.
 


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