sábado, 4 de septiembre de 2010

La variable



No podía pensar en otra cosa. Las formulaciones eran perfectamente limpias e incluso elegantes pero algo fallaba. Dentro de su cabeza, en un sueño profundo, lo había conseguido, pero ahora no podía volver a repetirlo.

Había un factor, una pequeña variable que no podía dominar. Parecía ser aleatoria, incluso caótica, diminuta y difícil de cazar. Si sólo pudiera volver a soñarla otra vez.

Todo cuadraba, la exacta combinación de fluidos, el ritmo apropiado, el nivel de adrenalina…
Pero algo se le escapaba, algo que consiguiera la pasión perfecta, la mezcla adecuada de sentimientos y al final, el orgasmo perfecto.

Los experimentos siguieron y se repitieron durante meses. Ellas eran todas guapas y atléticas. La primera inoculación en la base del pene era siempre la más dolorosa. Siempre conseguía calmarla con la delicada lengua de la chica. La segunda ya casi ni la notaba.

Los orgasmos eran intensos, pero jamás como en aquel sueño…Hasta que volvió a soñar.

Y entonces lo supo. Encontró la variable.

Era ella. Siempre fue ella. Maldita variable con forma y rostro de mujer, su único amor.

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