sábado, 30 de octubre de 2010

Aquí de pie




El puñetero despertador me golpea con su ignorancia, una vez más. ¿Acaso no sabrá que los sueños rotos por sus zumbidos escapan derretidos entre las sábanas y se esparcen por el suelo, donde antes habitaba la esperanza?

El café me transporta a la puta realidad, una vez más. Olores y fragancias de tierras extrañas, disolviendo versos entre los labios de la desesperación y tragando el coraje, que antes solía poseerme los días de verano.

La carretera está atestada del clamor matutino de la masa obrera, una vez más. El rugido revolucionado de un motor fallido me devuelve recuerdos de un imberbe principiante en el arte de la vida.

El primer rayo de sol impacta sobre mis cegados ojos, una vez más. Las lentes convergen en lo que antes era un signo de pureza y divergen del hombre que fui.

Y aquí estoy, permanezco de pié, con una sonrisa tonta en mi cara, que no consigo borrar ni con el pincel de la hipocresía que me rodea.

Aquí estoy, viendo el tiempo pasar. Y realmente me pregunto. ¿Necesito todo esto? ¿Necesito responder a mis dudas, a mis miedos, a mis inseguridades, a ese vacío atronador que no me deja dormir por las noches y me hace golpear teclados viejos, salpicando de verdades sitios públicos, bajo un antifaz?

¿Necesito buscar explicación a algo que quizás no la tenga? ¿Necesito olvidar algo o entender el cosmos?

¿Lo necesito o permanezco aquí de píe?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aullame o ladrame