Quebrole la tibia y el peroné
y se quedó durmiendo de pié.
Oyole marchar raudo e incauto
como vespa del tio Raimundo.
Gritole fuerte con la voz de flauta
y los picos largos en la nalga.
Girole el viento cual veleta
y todos dándole a la pandereta.
Viole huir de avestruz de paso
y cayole el mundo de un trago.
Fumole de pipa el buen tabaco
y amargole el olor del abrazo.
Besole con labios de seda
y escupió versos a madreselva.
Soñole una movida samba
y las carnes en añoranza.
Comiole el alma el mandato
y arrastrole por el vil fango.
Quebrole la jícara y el canuté,
dormida en un mero traspiés.
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