La caida/ alzamiento parte 1
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Habité una meseta por años, parecía el lugar utópico dónde cualquiera
quisiera estar hasta perecer; Cualquiera, excepto yo, claro. Siempre tuve
una mente c...
sábado, 9 de enero de 2010
La conquista
Me reúno frente a tus alborozados atributos, insólitos dominios de anhelos extinguidos. Y con la visión de una nueva aventura enmascarada de valiente hombría me acerco hacia ti, ofuscado por tu pávido aliento de mujer.
-Perdón señorita, ¿sería tan amable de apartarse para que pueda poner mi vida a sus pies?
Y me miras, colorada de fingida quietud, y tus labios son un sello de coraje e incitación, pero, enfrentándome al desaliento, me hundo en tu mirada.
-Por favor, sólo un momento en sus labios y la sombría carga de mi alma desaparecerá.
La presencia de mi ánimo no te amedrenta y tu sulfuro se mezcla con condescendencia y falsa prudencia.
-Y si las tinieblas acechan mi corazón sólo sé que a su lado la esencia de mi amor permanecerá.
Parece que las palabras se han colado por un recodo de un suspiro escondido tras la frialdad de tu rostro y te alzas derrotada y apabullada, mirándome sin más.
- ¿Cómo podría dejar este mundo sin que su espíritu se mezclara con el mío? ¿Cómo podría fingir este sentimiento que me arde por dentro y que debo prorrumpir?
Tu máscara se convierte en jirones yermos y la luz de tu risa ilumina mi hálito. Sé que el muro que nos separaba se ha convertido en ruinas rancias y que nuestra estancia se hará pronto plena con el comienzo del alba.
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