lunes, 30 de agosto de 2010

Corazón traidor



Dominado por su deseo de venganza tomó el cuchillo en sus manos. Era grande y en su amplio y brillante filo vió reflejada la agonía de su cara.

Caminó bajo el frío y la lluvia. Atravesó la nieve y el viento. Cubrió el hueco entre la esperanza y la locura con una sonrisa en su cara.

Y al llegar a casa el hogar estaba encendido. Pero el fuego no le dio el calor que necesitaba. La vió junto a él mirándole asombrada.

Entonce el cuchillo surgió de las profundidades de su delirio y blandiendo reproches y ocultos sentimientos se atrevió a otorgarle el calificativo de adúltera.

Ella no lo negó. Sus ojos llorosos y su cabeza gacha hablaron por ellas, mas el terror y el pánico ahora la dominaban.

Con un certero gesto acabó aquel sufrimiento. Con una simple punzada el dolor terminó, pues el cuchillo encontró el camino hasta su corazón, con la guía de sus manos.

Su corazón que tanto había sufrido paró de latir. La sangre pintó la escena. Y los ojos de ella nunca volvieron a secarse.

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